La Sociedad Española de Vexilología (SEV) a la que pertenezco, convocó el pasado día 6 de abril, un concurso para diseñar la bandera que simbolizara la lucha contra la pandemia del COVID-19, como homenaje a las personas que están trabajando por acabar con esta enfermedad, así como en recuerdo a las víctimas.
Se presentaron 23 propuestas. Entre ellas, la Junta Directiva de la SEV eligió, la obra de la que es autor José Manuel Erbez y que presentamos aquí, uniéndonos al sentido de su creación.
Sirva pues para expresar nuestro modesto homenaje a cuantos están luchando por contener la expansión del virus desde los laboratorios a los supermercados, pasando por nuestras Fuerzas Armadas y policías, sanitarios y tantos otros, así como de recuerdo permanente a las miles de personas que nos han dejado.
En este diseño, la mitad superior de la figura central en forma de sol sobre la mitad inferior en forma de coronavirus simboliza la victoria sobre la enfermedad. Además, la mitad superior simboliza el amanecer de un nuevo tiempo sin cuarentena (representada por el amarillo de la parte inferior).
El diseño está disponible bajo una licenciaCreative Commons Atribución 4.0 Internacional, lo que significa que se puede copiar y redistribuir en cualquier medio o formato, incluso comercialmente.
Que el Molino de viento ha sido, a lo largo de la historia, fuente de inspiración para la literatura, la pintura y las artes en general, es de todos sabido.
Como ejemplo traemos hoy a este blog un poema de Cipriano Santiago Vitureira, escrito en 1929, en Montevideo (Uruguay), publicado en la revista latina La Pluma y que se ilustra con una imagen del molino de Malanquilla. Y algunos de ustedes pensarán, ¿y por qué va a ser el de Malanquilla, si no hay nada en la fotografía que lo identifique…? yo les diría que un padre siempre reconoce a sus hijos…
Al margen de ello, me importa resaltar la globalización que internet aporta a nuestra existencia. Y lo que puede ser bueno en cuanto a la masiva difusión de los elementos comporta también riesgos en lo referente a la privacidad y a los derechos de autor. Toda imagen o contenido subido a la red es susceptible de aparecer donde y cuando menos imaginas. Ni una cita del autor de la fotografía ni siquiera de la localización del molino ilustran el pie de la imagen…
En cualquier caso, tras este hallazgo fortuito buceando por internet, alguien puede dudar de que aquella batalla contra el olvido iniciada en Malanquilla en 1977 ha posibilitado, al menos, tener un emblema propio a falta de otras estructuras monumentales?. Cada uno debe saber convivir con lo que tiene sin ansiar lo que le falta. Es una máxima extrapolable a todos los órdenes de la vida si queremos tocar la tan buscada felicidad.
Poema de Cipriano Santiago Vitureira
Yo conozco esa arena cansada en el espíritu después de recorrida la colina del día en la que canta el pájaro tropical del trabajo…
Pero sigo despierto al pie de la colina como el terco molino con una estrella al hombro.
¡Es tan bueno sentirse de vuelta de los sueños el molino patriarca de los cuentos de infancia…El abuelo que agrupa las horas en el valle al comenzar la noche, y que contempla el campo como la propia barba donde se esponjan sus ternuras!…
Tener la mansedumbre serena y solitaria del buey y del ombú… Ser un hogar de cerca lleno de palomares sentimentales y parecer un faro a las pestañas turbias de las lejanías!…
Así moler el aire peregrino,y el trigo necesario… Y dejar que se abran del pecho los caminos y tener la mirada más alta que el camino!…
¡Y ofrecer esa mano en redondo del molino!
Yo no soy la pagoda del viento y de la estrella
Pero siento inclinado un hombro a la ternura de una luna arrugada que me tiembla… Y construyo un lenguaje de barro húmedo, grave, humilde, inclinado al silencio; a una emoción profunda, a una belleza oculta,a la estrella apagada que siquiera hace sombra un poco más allá de mí mismo.
Y en el valle sereno donde todo se aclara,yo tendré mi recuerdo como una estrella negraque lentamente moverá sus palas acariciando en lo más alto la vida…
Cipriano Santiago Vitureira [1] Revista La Pluma Vol. 10
Noticia de ABC del 2 de octubre de 1918 aportada por Miguel Ángel Solà. Llegó Miguel Manuel para paliar las necesidades médicas en Malanquilla?
En estos tiempos de coronavirus bueno es recordar la figura de un médico excepcional que dedicó su vida y su tiempo a la ciencia y que comenzó su carrera ejerciendo como médico titular en Malanquilla y Clarés de Ribota, precisamente durante la pandemia de la mal llamada «gripe española», causante de más de 40 millones de muertes en todo el mundo y que, como la actual, no conocía fronteras ni clases sociales.
(Zaragoza, 1897, 11-VIII-1936). Médico y político, alcalde de Zaragoza. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza en 1919. Como voluntario, Pérez-Lizano vivió la epidemia gripal de 1918 en un pueblo de las cercanías de Gallocanta. Tras graduarse, obtuvo una plaza de médico titular en Malanquilla y Clarés de Ribota (Z.), de 1919 a 1920.
Trasladado luego a Madrid para practicar la especialidad de garganta, nariz y oído, como ayudante del Dr. Adolfo Hinojar, regresó en 1923 a Zaragoza e instaló una clínica de su especialidad. Prestó desinteresadamente sus servicios en el pequeño dispensario que la Cruz Roja tenía en la avenida del Ebro. En esta institución fue nombrado jefe del Servicio de otorrinolaringología del Hospital (1934); director del mismo; presidente del comité central de la Cruz Roja de Madrid; y delegado especial de dicho comité. Siempre que hubo disturbios en Zaragoza, ofreció a las autoridades la cooperación de la institución benéfica: en particular durante los treinta y cinco días que duró la huelga general de 1934 en Zaragoza, las damas enfermeras cumplieron todas con su deber, asistiendo diariamente a la Lonja para repartir comida a los hijos de los huelguistas. Pérez-Lizano recibió un voto de gracias por su generosa actuación. También inició y realizó la transformación del edificio de la Cruz Roja en Zaragoza, institución por cuyo prestigio no escatimó esfuerzo alguno.
De ideas liberales moderadas, dentro del republicanismo, presentó su candidatura a las elecciones municipales de 12-IV-1931, por el distrito de San Miguel (5.°), de Zaragoza; obtuvo 3.895 votos favorables, más del 68 % sobre el total de votantes en el distrito: 5.704. Dos días después se proclamaba la República en España y empezaba a funcionar el recién elegido concejo zaragozano. En 1932, resultó elegido alcalde de Zaragoza.
Dentro de su proyecto de luchar contra el paro y favorecer la industria zaragozana, puso en marcha el proyecto de cesión a la ciudad de los cuarteles situados en la zona urbana, que ocupaban 202.404 m.2, de los cuales 28.464 se dedicarían a nuevas calles (todo sin incluir el cuartel de Torrero). Gradualmente se construiría la ciudad militar en San Gregorio. Sólo una diferencia había ya con los militares: la evaluación de esos cuarteles, diferencia fácilmente salvable. A punto de ser aprobado el proyecto, que contaba con decisión favorable del comandante de la Región, y de los presidentes del gobierno y la República (Azaña y Alcalá-Zamora), una maniobra del Partido Radical en contra de ese proyecto, le hizo desistir de sus gestiones, y dimitió en marzo de 1933.
En 6-III-1936 fue nombrado vocal de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial de Zaragoza, y poco después presidente de la institución. La misma mañana del 18 de julio fue detenido. Según figura en la publicación de Julia Cifuentes Chueca y Pilar Maluenda, El asalto a la República, en fecha a determinar «distribuyó en el barrio de las Delicias algunas armas cortas». Puesto en libertad el día 25, fue luego recluido por agentes del Orden Público hasta el día 10 de agosto, en que un grupo paramilitar le dio muerte a orillas del Canal imperial. Su cadáver pudo ser recogido gracias a la vigilancia del personal de la Cruz Roja, que estaba alerta desde la desaparición de su presidente.