Análisis desapasionado de un espectador frente a su televisor
Supongamos que es usted un espectador cualquiera que, sentado en su sofá, cómodamente instalado en su cuarto de estar, enchufa la televisión y se topa, una vez más con Malanquilla.
La tarde es gris y llueve a ratos en Zaragoza . Hace frío. Las restricciones de movilidad en Aragón no animan precisamente a salir. Los bares y restaurantes cierran a las ocho de la tarde, así es que, sin nada mejor que hacer, escucha lo que se ofrece en el programa Encontrados de Aragón Tv, sin otro interés que el de pasar otro rato tumbado y semi adormilado, al calor del hogar. La guapa y simpática presentadora hace que dirija hacia la pantalla su primera mirada.
Y de pronto, Casimiro Moreno, el concejal de cultura de Malanquilla le sorprende delante del molino más famoso de todos los molinos y le cuenta que es el emblema del pueblo. Luego, los invitados en el estudio, el cronista oficial que le habla de la misteriosa visión de un OVNI atrae su atención. Que curioso, pensaría usted. Después le habla de los índices de población, que si un día fue un despoblado Malanquilla y otro adoptan medidas de contención para impedir asentamientos de nuevos pobladores. Y le vuelven a hablar del molino, de su historia, de su reconstrucción y de las mil peripercias por las que ha pasado.
Después, David, que se presenta como representante del nuevo proyecto Malanquilla Rechita. Usted que no ha oído hablar de ello en su vida, se pregunta: Malanquilla que? Pues Rechita, un vocablo aragonés que viene a significar rebrota y que, en el caso del pueblo, enlaza con esa frenética actividad de los años 80 y 90 del siglo pasado cuando Malanquilla empezó a tener entidad propia y, como ahora, estaba día sí y día también en los grandes medios de comunicación. Y le desgranan las cosas que se han hecho y las que quieren hacer incluida una detenida parada en la nueva estación meteorológica y los nombres de los vientos dominantes del lugar…
Y para abrirle el apetito conoce el nuevo gastro bar y sus sabrosas empanadas argentinas, regentado por una familia que desde Barcelona a decidido instalarse en Malanquilla.
Y usted con cara de póker se pregunta: todo eso en un pueblo tan pequeño? y más le sorprende aún Javier Aguayo cuando le dice que en Malanquilla quieren abrir una casa rural, recorrer el territorio en quad o paseando a lomos de un caballo además de crear un centro bussines de Coworking especializado. Sus ojos se dilatan como platos. Este neologismo que no es otra cosa que cotrabajo o trabajo cooperativo lo ha oído usted muchas veces en otros ambientes pero nunca pensó escucharlo hablando de Malanquilla. Pues ya ve usted… Y sin salir de su asombro le vuelve a «asaltar» Casimiro, el infatigable concejal y le presenta la pista de pádel domotizada. Pero también hay de eso en Malanquilla? se pregunta ya sin poderse despegar de su televisor y totalmente incorporado.
Y para que se relaje, el programa le propone buscar un compañero o compañera a Federico Soriano, un burro solitario de 10 años, maltratado en su día y que hoy hace las delicias y recibe el cariño de todo el pueblo. No es un burro cualquiera. Este tiene hasta apellido. A que no había conocido nunca un burro con nombre y apellido? Es que Malanquilla es mucho Malanquilla, pensará. Las cosas que se les ocurren.
Más tarde el cronista, Antonio, le contará que quieren hacer un sendero integrado en la Red de Senderos Turísticos de Aragón, para unir los diversos monumentos históricos a través de una ruta. Y su corazón se volverá a sobresaltar al escuchar a Andrés, un vecino del lugar que le presenta el proyecto de planta piloto de biomasas y productora de pellet.
Quizá para entonces ya no le sorprenda nada de lo que pueda pasar en Malanquilla…. Pues de eso se trataba. Primero de presentarle un pueblo, con un rico patrimonio, durante mucho tiempo olvidado y luego de sorprenderle con proyectos de futuro. Si con usted lo hemos conseguido nos damos por satisfechos.
Malanquilla es una ilusión. Para muchos de nosotros ha sido siempre un campo multidisciplinar de experimentación donde todo podía dar sus frutos. Y en esas estamos. Unos investigan su pasado, desentrañan datos y pormenores de la vida cotidiana a través de su historia, otros centran su atención en la realización de actividades para mantener vivo el patrimonio y ponerle en valor, como las visitas guiadas al molino y otros, los emprendedores, ven en Malanquilla las posibilidades de futuro que nunca antes habíamos imaginado. Y sobre todos ellos, uniéndolo todo, apoyando y facilitando el trabajo de todos, recogiendo iniciativas y potenciándolas, el ayuntamiento, articulación necesaria y fundamental para que el engranaje funcione. Y no sólo eso, sino que aporta novedosos proyectos de infraestructuras como la pista de pádel que para sí la quisieran muchas poblaciones de mayor número de habitantes.
Pues esto es Malanquilla hoy. Un pueblo que está sabiendo unir tradición y futuro, historia y modernidad. Y eso con sólo 90 habitantes censados. Imagínese usted, amigo espectador, lo que se podría hacer si, finalmente, deciden instalarse nuevas familias. Quizá usted mismo, tocado con todo esto de una pandemia a la que no vemos el final, sea uno de los que quieren cambiar de vida. Pues hable con el ayuntamiento y sepa que además de todas las facilidades encontrará un lugar acogedor en un entorno natural donde dispondrá de todas las posibilidades para desarrollar su trabajo con menores costes y mayor calidad de vida y donde, además, le acogerán con los brazos abiertos. Yo que usted me lo pensaría…
El sábado14 de noviembre Malanquilla volverá a ser protagonista en Aragón TV, a través de su programa Encontrados.
Se trata de formato, de una hora de duración, en el que se mezclan tres breves reportajes grabados en el pueblo hace unos días con dos conexiones en directo y con la presencia en el estudio de tres invitados: David Gómez como representante de la iniciativa Malanquilla Rechita, Javier Aguayo, empresario, promotor e impulsor de nuevas iniciativas y el cronista oficial de Malanquilla, Antonio Sánchez Molledo.
Es una buena oportunidad para difundir cuanto se está moviendo en este pequeño pero inquieto pueblo que no se resigna a desaparecer. Para ello la corporación municipal ha puesto en marcha diversos proyectos, apoyado por un numeroso grupo de voluntarios entusiastas, que ya empiezan a dar sus primeros frutos.
Malanquilla, que desde hace cuarenta años sabe lo que es movilizarse en torno a un objetivo común, lo vuelve a demostrar ahora a través de los grandes medios de comunicación. Como entonces hay mucho que contar…
Es el resultado de un ayuntamiento sin miedo a abrir puertas y ventanas promoviendo la participación popular.
Tras la emisión del programa estará a disposición de todos el enlace para que el que lo desee lo pueda disfrutar.
Mientras Mariano alaba la comida que ha preparado la señora Pilar, esposa desde hace más de cincuenta años de Nicomedes, ésta le ofrece un café y unas rosquillas, al estilo de la abuela Jacinta. Se parecen a las típicas rosquillas de anís que todos hemos tomado alguna vez y que últimamente se han puesto de moda en Malanquilla por haber sido protagonistas del reportaje emitido en el programa “Aquí la tierra”, de TVE, pero con una variante, cuyo secreto se transmite de generación en generación, que las hace verdaderamente insuperables.
Así lo estima Mariano que se deshace en elogios.
-Es verdad que no son aptas para diabéticos ni para mantener la línea –comenta- pero ciertamente son una delicia señora Pilar. Tiene usted muy buena mano para la cocina, porque esas migas de antes…. hacía tiempo que no las probaba mejores. Se lo agradezco mucho.
Nicomedes, entretanto, sentado en el sofá frente a la tele, sostiene en sus manos un álbum de fotos repleto de recortes de prensa.
-Déjese de tanta palabrería y venga para acá que le enseño todo esto –le dice a Mariano, sonriendo y en tono amigable.
Nicomedes, aunque por su aspecto rudo pudiera parecer un ser del que uno se alejaría, es un hombre bondadoso que se ha sabido granjear la amistad de todo el vecindario. Siempre ha estado ahí para ayudar a cualquiera y eso tiene su recompensa…
En sus años de labrador era fácil verle echando una mano a cualquiera que hubiera tenido un percance con las máquinas.
Como siempre ha vivido en el pueblo conoce de primera mano cuanto ha sucedido, unas veces por vivencias propias y otras porque muchos han acudido a él a contarle y a pedirle consejo.
Mariano toma asiento junto a él y comienza a ojear el álbum que Nicomedes le ofrece.
-Es una joya lo que tiene usted aquí –exclama- Se refiere a una colección de 6 álbunes repletos de noticias de prensa y fotografías de cuando “Malanquilla despertó”, como le gusta decir a Nicomedes que siempre ha estado muy pendiente de las cosas del pueblo.
– ¿Y esto del OVNI que veo aquí y que antes me comentaba…? –pregunta Mariano-
-Yo lo conozco bien –añade Nicomedes- La primera persona que oyó el relato de aquéllos jóvenes excursionistas de los que habla la prensa fui yo. Estaba cogiendo agua en la fuente nueva cuando regresaban al pueblo con sus bicis los muchachos después de ver aquella cosa y, bastante asustados, me contaron el suceso.
-¿Y cómo fue aquello? –pregunta el viajero, entre sorprendido e incrédulo-. Mire que se oyen casos y a mi aún me cuesta creerlo –prosigue-. No cabe duda de que solos en el universo no vamos a estar, pero qué quiere que le diga señor Nicomedes, me genera cierta desconfianza.
-A usted y a todos –remata el anciano-, si bien le indica que el OVNI de Malanquilla fue un suceso muy particular.
-Verá usted –continúa- cuando oí aquello por boca de los chicos pensé que me estaban tomando el pelo pero luego, hablando con unos y otros en el pueblo, empecé a creer que algo habrían visto. Los conocía a todos y eran buenos chicos, por qué se lo habrían de inventar. Eran sólo unos críos y no me entraba en la cabeza que pudieran hacer algo así. Y la balanza se inclinó favorablemente cuando, después de unos días, unos amigos de Calatayud me dijeron que ellos también habían visto algo el mismo día y sobre la misma hora. Y lo mismo que a mí, otros del pueblo me comentaron que familiares, amigos o conocidos de otros sitios también habían visto algo.
El suceso, ocurrido el 26 de julio de aquel año de 1976, meses después de la muerte de Franco, en una España convulsa y con ansias de libertad, fue recogido con gran profusión por los grandes medios informativos de Zaragoza e incluso por alguna agencia de noticias nacional, que vieron en ello una llamada de atención de un pueblo agonizante, como había sido calificado por el diario de mayor difusión regional, el Heraldo de Aragón, que vaticinaba los más negros presagios en un corto espacio de tiempo. Naturalmente no era el único pueblo que se señalaba en la lista, pero a algunos en Malanquilla esa “puñalada” les interpeló como si de una revelación sobrenatural se tratara. Y ahí comenzó todo. La subjetiva visión de un OVNI fue el aldabonazo que un lugar olvidado necesitaba para hacerse notar.
Entonces no se hablaba de la España vaciada, como ahora, -apunta Nicomedes con un punto de nostalgia-, las cosas eran muy diferentes en los pueblos, tan diferentes que, vistas desde los tiempos de hoy, nos cuesta imaginarlas; no había móviles, por supuesto, pero tampoco teléfonos en los domicilios. Tan sólo contábamos con un locutorio. No había agua corriente en las casas y cuando se proyectaba una película en la plaza teníamos que llevar cada uno nuestra silla.
-Entiendo -dice Mariano expectante-. Y en ese ambiente de desolación, penurias y falta de respuesta de las autoridades, éste suceso vino a alterar el rutinario día a día de la localidad –añadió-.
El 29 de julio, dos días después de la visión perturbadora, tiempo que tardó en llegar a las redacciones la carta enviada a los medios informando del suceso, porque tampoco había correos electrónicos, el diario del Movimiento, “Amanecer” y “El Noticiero”, de corte más sensacionalista, publicaban la noticia:
OVNI en Malanquilla.- Fue visto por seis veraneantes.
El objeto tenía color blanco y desprendía una estela luminosa de color anaranjado. Los testigos fueron unos veraneantes de Malanquilla que habían salido de excursión. José María, Antonio, Mari Luz, Marcelino, Marisol y Jesús vieron un objeto que apareció breves momentos en el cielo para ocultarse detrás de las montañas. El cielo quedó cubierto de gases grisáceos. El Ovni tenía forma de plato.
Según nuestro comunicante, Antonio Sánchez Molledo, uno de los jóvenes excursionistas que observaron el OVNI, es la primera vez que se divisa en la zona del Moncayo un fenómeno semejante y asegura que tras la visión, regresaron despavoridos al pueblo y fueron en busca del alcalde para contarle lo sucedido.
-Tenía que haberlos visto. Sus caras lo decían todo. Otra cosa es que fuera un cacharro de esos de los marcianos o lo que sean, pero que algo vieron, seguro –recalca Nicomedes-.
Cuando llegaron al pueblo, -continúa el anciano-, el alcalde avisó a la guardia civil. No tardaron en subir desde Aniñón y tomaron declaración a todos los chicos, por separado.
-Claro, -apunta Mariano- querrían saber si coincidían las versiones.
-Y coincidieron todas –remata el tío Nicomedes-.
El día 31 de julio “El Noticiero”, de Zaragoza, publicaba a 5 columnas el contenido de la entrevista realizada por teléfono a Antonio “sobrino del alcalde y joven de probada solvencia y seriedad”, -rezaba la noticia- que se abría con un escalofriante titular: “El OVNI sobrevoló por encima de nuestras cabezas”.
Después, el excursionista señala que: “íbamos en bici por la carretera de Ciria, a unos 6 kilómetros del pueblo con la idea de merendar, como hacemos muchas tardes, en la zona del aguadero. Estábamos cantando “viva la gente” y no nos dimos cuenta de nada hasta que uno miró al cielo y nos advirtió del fenómeno cuando ya casi teníamos el OVNI encima de nuestras cabezas”. Preguntado si tuvieron miedo, el joven contesta que no les dio tiempo por lo poco que duró el avistamiento. Tan sólo uno de ellos, el menor, de sólo 8 años, sí se puso a llorar… “Es difícil determinar la distancia pero probablemente no estaría a más de sesenta metros por encima de nosotros cuando durante unos segundos se paró antes de desaparecer a gran velocidad”.
Mariano, tras leer con atención los artículos de prensa y como sumido en una nube que le trasportaba a sus años de juventud, en Extremadura, casi ni atendía a las explicaciones de Nicomedes; sólo leía y leía…
-Don Mariano que se me queda usted ensimismado –exclamó el dueño de la casa al percatarse de que sus comentarios eran inútiles-.
-Perdone usted –le contesta- Estaba abstraído leyendo todo. Me recuerda lo que yo también hice por mi pueblo siendo muy joven. Y la verdad, me parece muy interesante. Por lo que veo, la guinda la puso el “Heraldo de Aragón” unos días después con un gran artículo, no?
-La guinda y el punto sobre la i –interviene Nicomedes-. Realmente fue a partir de ahí cuando Malanquilla despertó y fue consciente de lo que tenía. Fíjese que si hubiera que poner una fecha de comienzo yo pondría esa del 1 de agosto de 1976.
Se refieren ambos a un artículo publicado por el Heraldo a 8 columnas y con dos fotografías, firmado por Jesús Rivases, que se había desplazado a la localidad para entrevistar a los excursionistas y que bajo el título de ¿Un OVNI en Malanquilla?, incidía al mismo tiempo, en los aspectos económicos y sociales de “otra localidad aragonesa olvidada”.
Primeramente, el periodista centra su atención en el relato que los 4 niños que observaron el fenómeno y se encontraban en el pueblo hacen del suceso, para asegurar después, que “se puede afirmar que algo vieron, ovni o no es algo que escapa a lo que aquí podemos determinar”.
Después, entrevista al alcalde, Bernardino Martínez, quien le habla de los problemas de la agricultura en un año de mala cosecha. Indica el regidor, que “mientras en Malanquilla sólo se produce trigo y cebada, en los pueblos de más abajo tienen viñas y demás que diversifican la producción y la rentabilidad. A eso se une que al ser el penúltimo pueblo de la provincia, lindando ya con Castilla, las administraciones se desentienden…”
Finalmente -recuerda Bernardino- que el problema remitiría con la concentración parcelaria solicitada desde hace tres años, pero que continúa sin llegar.
Quizá lo más importante del artículo, además de la visión global que aporta, sea la reflexión final que realiza el periodista tras su visita a Malanquilla:
“El rosario de lamentaciones que es el campo aragonés llega también hasta este pequeño municipio. De las palabras del alcalde se desprenden multitud de conclusiones. ¿Por qué esa ansiada concentración parcelaria lleva tres años de demora empolvada entre una montaña de expedientes? ¿Por qué en Malanquilla hay tres mozas y cuatro mozos de menos de cuarenta años?, pues porque el futuro mejor que todos esperamos está lejos de nuestros pueblos y nuestras tierras. Las posibilidades de los jóvenes son mínimas; cultivar los campos obteniendo irrisorios beneficios y los domingos ir de pueblo en pueblo, de fiesta en fiesta en busca de lo que no pueden encontrar en su lugar de origen. Y las lamentaciones podrían seguir hasta el infinito. Tan sólo una observación: ¿quién se acordaba de que existía un pueblo en la provincia de Zaragoza, de 152 habitantes , llamado Malanquilla hasta que el otro día nos enteramos de que allí –donde no pasa nada- habían visto un OVNI? Culpables, a mi juicio, todos”.
-Ya ve usted Don Mariano –le dice Nicomedes con la añoranza del paso del tiempo en sus ojos- así empezó todo. Y fíjese en las fotografías, una del molino –que el periodista identifica como la torre de un castillo o de una fortificación- y otra del interior del sagrario –que sitúa en la ermita del Santo Cristo del Humilladero no en la parroquia donde se encuentra, pero del que destaca su perfecto estado de conservación-. Y esa fue la pista… De ahí a Misión Rescate hay sólo un paso o tres meses para ser más exacto.
A partir de entonces -concluye el viejo Nicomedes- Malanquilla fue una revolución cultural.