El 29 de mayo de 2021 es otra fecha para anotar en la pequeña historia de Malanquilla.
Un deseo largamente acariciado se ha convertido en realidad.
El molino de viento de Malanquilla ya es también faro en la noche que guía nuestro caminar.
Gracias al Ayuntamiento por su sensibilidad y enhorabuena a Malanquilla que lo va a disfrutar junto con tantos amigos que se acercarán para verlo. Malanquillano se nace pero también se hace. Felicidades.
Imágenes cedidas por el Ayuntamiento de Malanquilla
Una vieja aspiración se verá cumplida al fin este sábado 29 de mayo. Se trata de la iluminación exterior del molino de viento, un proyecto que comenzara hace treinta años y que, por diversas circunstancias, no ha podido llevarse a cabo hasta ahora.
Mi primera reacción al conocer la noticia es de íntima satisfacción. Siempre es reconfortante ver cómo van saliendo los proyectos en los que uno se ha fijado tanto tiempo atrás. De todos es sabido que “las cosas de palacio van despacio” y si a esto le sumamos el abandono que aún hoy, siguen teniendo los pueblos pequeños, a pesar de que se hable tanto de la España vaciada, es fácilmente comprensible la larga demora, quizá por ello, cuando llega, se aprecia más y se disfruta con ese valor añadido que aporta no haber perdido la esperanza a lo largo del tiempo.
Sea como fuere esta nueva realidad en Malanquilla viene a sintetizar el afán de todo un pueblo por engrandecer su patrimonio y a través de él hacerse visible en la sociedad. Es justo reconocer el empuje de su actual ayuntamiento que no escatima medios ni oportunidad para contribuir de manera decisiva a su engrandecimiento. Me consta que mucho han luchado para que esta iniciativa llegara a buen puerto. Las cosas no son siempre fáciles y las trabas de las administraciones resultan en ocasiones infranqueables. No obstante, con tesón y sin perder la ilusión los proyectos salen adelante.
Felicidades a esta corporación municipal con su alcalde al frente y enhorabuena al pueblo de Malanquilla que va a poder disfrutar, a partir de ahora, de esa blanca silueta de oscuras aspas, también en la noche, desde donde debe seguir guiando su caminar.
Procurando la mayor preservación del medio ambiente, ésta iluminación, cuya inauguración oficial está prevista para el sábado 29 de mayo a las 22 horas, en un acto que será retransmitido en directo a través de la cuenta oficial en Instagram @ayuntamientodemalanquilla, será posible mediante la colocación de dos placas solares que llevarán la energía a cuatro potentes focos, en un proyecto en el que se han invertido cerca de 20.000 €, sufragados por el propio ayuntamiento y la Diputación Provincial de Zaragoza, a través del Plan Plus.
Este cronista sólo puede congratularse por tan feliz consecución y unirse a quienes lo han hecho posible. Malanquilla viene demostrando día a día que no es un pueblo más, que cuando se lucha unidos, con ganas e ilusión, arropados por una misma bandera, es posible sortear las adversidades. ¡¡Adelante Malanquilla!!
El auténtico valor del patrimonio se adquiere cuando es reconocido como tal por la sociedad en la que se inserta. Partiendo de esta premisa que se da en Malanquilla, la siguiente cuestión que hay que abordar es la de su puesta en valor mediante el estudio y el conocimiento público. Sólo a partir de ahí o mejor dicho, después de ello, es posible llegar a una tercera fase que podríamos encuadrar dentro de lo que se viene llamando la gestión del patrimonio como recurso turístico, en cuanto que generador de riqueza.
La España vaciada, en grave riesgo de despoblación, no sólo se ciñe a unos pueblecitos de Aragón, sino que abarca grandes extensiones de España, por lo que el problema adquiere proporciones catastróficas para el mundo rural. Afortunadamente en nuestros tiempos son muchas las iniciativas que se vienen sucediendo para regenerar estos núcleos de población al borde de la desaparición.
Una calle de Malanquilla
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos en la economía española, que aporta un 12% al Producto Interior Bruto (PIB). El 37% de las cifras anuales del sector turístico se derivan del turismo cultural.
Por su parte, la Organización Mundial del Trabajo define este tipo de turismo como la posibilidad que las personas tienen de adentrarse en la historia natural, el patrimonio humano y cultural, las artes y la filosofía, y las instituciones de otros países o regiones.
En España el 80% de esta riqueza diversa se encuentra diseminada en el medio rural. En Aragón el 85 % de los Bienes de Interés Cultural (BIC), están en municipios con menos de 10.000 vecinos, mientras que el sólo el 11% se encuentra en las tres capitales de provincia, es decir, 2154 BIC pueden convertirse en instrumentos para combatir la despoblación y atraer a una demanda creciente de visitantes a los que mueve la cultura, la historia, la literatura y también otro patrimonio, el natural, que es el paisaje.
De acuerdo con estos datos que aporta la Fundación Tarazona Monumental, ejemplo de conservación, puesta en valor y en el uso de esos recursos, en el marco de una jornada de trabajo celebrada recientemente en Tarazona, sobre la España vaciada y su patrimonio cultural como medio para fijar población en el medio rural, se impone un modelo de gestión del patrimonio innovador, inteligente y sostenible que, además de salvaguardar los monumentos, sirva de estímulo para revertir la despoblación que afecta a tantos municipios.
Primaveral imagen del molino de viento de Malanquilla
La gestión turística del patrimonio cultural podría definirse, según María Velasco González (Cuadernos de Turismo, 23,(2009),pp. 237-253, Universidad de Murcia), como la aplicación de conocimientos específicos para la conversión de bienes de patrimonio cultural en recursos turísticos.
Los conocimientos pueden provenir de disciplinas vinculadas a diversos campos de la gestión empresarial o de otras, tomando como referencia la realidad específica del turismo (como la gestión de destinos, la planificación turística, la gestión de organizaciones turísticas o la promoción turística). Pero por encima de los conocimientos técnicos debe primar la preservación de este patrimonio cultural en cuanto que herencia de quienes nos precedieron, porque únicamente de esta manera podremos relacionar el bien dentro de un contexto global moderno e innovador.
retablo mayor. Iglesia parroquial
La nueva visión viene a considerar a los elementos que integran el patrimonio cultural como elementos generadores de turismo y, por lo mismo, de riqueza. Y no me refiero sólo a bienes tangibles sino a los intangibles también, dentro de los cuales podríamos encuadrar a las fiestas singulares o el folklore, que crean y potencian un valor de identidad y que contribuyen a visitar otros recursos en los que no había pensado el turista. Los recursos turísticos deben ser gestionados de manera eficiente, seria y rigurosa, lejos de la percepción voluntarista y emocional que tradicionalmente ha venido prevaleciendo.
En Malanquilla esto es lo que se pretende con la creación del Sendero turístico del agua, de la nieve y del viento, aprobado por el ayuntamiento y en construcción actualmente.
Como ya hemos indicado en otras ocasiones, se trata de unir y poner en valor los distintos monumentos históricos y paisajísticos que se encuentran alrededor de la población, fundamentalmente, aunque también se incluye la iglesia de La Asunción, en el centro del pueblo.
Al hilo de lo comentado más arriba, los monumentos que integran este sendero son tenidos como tales por la sociedad en la que se insertan. Se han realizado pormenorizados estudios, ocupándonos también de su divulgación para conocimiento público. La propia iglesia parroquial del siglo XVI, con magníficos retablos de influencias castellanas, la ermita del Stmo. Cristo del Humilladero, del siglo XVII, la nevera o pozo de hielo recien declarada BIC por la Diputación General de Aragón, la ermita de Santa María del siglo XII, el molino de viento más famoso de Aragón, la fuente romana del siglo I, con su cisterna, en el lugar donde nace el manantial que la alimenta, los restos del primitivo castillo, en el barrio del mismo nombre, conforman un circuito de tres kilómetros que permitirá al visitante disfrutar del pasado histórico de Malanquilla y de admirar la riqueza paisajística del entorno, descubriendo el cordel de la Pedriza, que según la legislación de la Mesta, es una vía pastoril para los ganados trashumantes de 45 varas de ancho.
Estudio y divulgación del patrimonio monumental
Ha llegado el momento, en la tercera fase, de contemplarlos como generadores de recursos turísticos mediante una gestión moderna y eficaz, de acuerdo con lo expuesto en este artículo. De ello puede depender la supervivencia de un pueblo que no se resigna a ver jugar una partida decisiva sin tomar parte activa en ella.
Recientemente he mantenido una larga entrevista con mi amiga la periodista y escritora María José Salvador, hablando de los molinos de viento, de Malanquilla y de lo divino y lo humano… porque para todo ello ha habido tiempo. Si quieres conocerme, conocernos, un poco más, sintoniza alguna de estas emisoras donde se podrá escuchar en diferentes días y horas. No te lo pierdas, veras cómo el despertar de Malanquilla no es fruto de la casualidad ni de la conjunción de los astros. Es fruto de un proceso de años y ahora se ven los resultados. Espero que lo escuches y me hagas llegar tus comentarios. Gracias.
¡Hola, hola! QUE TAL SI CHARLAMOS? Otra vez aquí.😘 Ahora compartiendo el programa 37º, correspondiente a esta semana, del 17 al 23 de Mayo; en la buenísima compañía de Antonio Sanchez Molledo, cronista oficial de Malanquilla, que nos ofrece su amplios conocimientos sobre «Molinos de Viento»👍👍
Malanquilla cuenta con un pasado histórico de gran interés, eso es de dominio público y sobra extenderse hoy sobre el particular. Sin embargo no muchos conocen el importante archivo MMV, en el que se engloba la actividad de la Patrulla de Misión Rescate, de la Junta para la Reconstrucción del Molino de Viento y de la propia Asociación Cultural Miguel Martínez del Villar. Un archivo, en su conjunto, imprescindible para conocer el acontecer de Malanquilla desde 1974.
Dedicatoria de Gregorio Prieto
Por mi propia trayectoria a lo largo de estos 45 años de servicio a Malanquilla, conservo una numerosísima documentación de mis etapas al frente de estos movimientos culturales mencionados, en el que se incluyen además las aportaciones propias que, como cronista oficial del municipio, he ido generando. Todo ello convierte a este archivo global en un elemento de primer orden para el estudio y el conocimiento de ese Malanquilla actual que tanto interés genera en nuestros días.
Poema manuscrito firmado por Alberto Montaner Frutos
De entre la extensa y variada documentación, encontramos una serie de objetos y joyas bibliográficas que dan cuenta de la singularísima trayectoria llevada a cabo en Malanquilla. En una somera aproximación a sus fondos, cabría destacar su galería de fotografías de políticos y personalidades del mundo de la cultura de los años 80, dedicadas, así como una notable colección de libros firmados por sus autores, entre los que destaca un poemario de Gerardo Diego y otro de Vicente Aleixandre y los ejemplares dedicados por Sofía Loren y el ex Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger. Por su parte, el Libro de Oro de la asociación, contiene dedicatorias autógrafas de los ilustres visitantes que, en algún momento, nos honraron con su presencia en Malanquilla. De entre el material epistolar es preciso hacer mención al telegrama de concesión del Trofeo de Oro de Misión Rescate en 1977 y otro de la Casa Real de cuando los Reyes de España estuvieron a punto de visitar el molino de Malanquilla, dentro de su viaje oficial a Aragón en 1981. Significativa es también la carta manuscrita de Pilar Calvo Sotelo, hija del entonces Presidente del Gobierno, aceptando su designación como Madrina de la Asociación MMV.
Fotografía autógrafa de Raphael
De las relaciones del grupo de Misión Rescate dan cuenta las comunicaciones mantenidas con el Marqués de Lozoya, los directores de los museos arqueológicos de Zaragoza y Soria y los también directores de los principales medios informativos -prensa y radio- de Zaragoza. El archivo de imagen y sonido, integrado por docenas de fotografías y cintas con grabaciones de entrevistas radiofónicas, además de varios álbunes de recortes de prensa, nos muestra una imagen de Malanquilla inédita para la gran mayoría.
En este conjunto y como complemento enriquecedor se incluye también mi colección particular de obras entre las que destacan dos firmadas por Rafael Alberti, así como la biblioteca que he ido formando, doscientos de cuyos volúmenes han sido entregados ya al ayuntamiento con destino a la biblioteca pública.
Trofeo de Oro de Misión Rescate Fotografia de 1977
Un lujo para Malanquilla que ofrezco al ayuntamiento para conocimiento y disfrute de quienes están y de quienes vendrán.
El 23 de diciembre próximo se cumplirán 40 años de la constitución en Malanquilla de la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”. Su sóla mención nos lleva inevitablemente a los más intensos y fecundos años en los que la Cultura con mayúsculas brilló con luz propia en Malanquilla. Su recuerdo nos devuelve a un tiempo irrepetible porque se confabularon diferentes circunstancias que hoy es imposible que se vuelvan a alinear. Habrá otras pero nunca aquéllas y, por lo tanto, los resultados, también serán diferentes, que no peores, pero no iguales.
Artículo de prensa Archivo ASM
Para rememorar este aniversario es preciso tomar conciencia de la España de 1981 y de un Malanquilla en auge y con la moral alta, después de ganar -cuatro años antes- el Trofeo de Oro de Misión Rescate. Aquel trofeo se ganó, pero no fue la meta, sino el punto de partida. Por eso, en el periodo de tiempo que media, no estuvimos con los brazos cruzados, que va… Investigamos, afianzamos nuestros conocimientos e intereses respecto de otros monumentos de algunas localidades de la antigua Comunidad de Calatayud, crecimos y seguimos empeñados en devolver a Malanquilla su protagonismo histórico. La consecuencia fue esta asociación, como cauce desde donde canalizar nuestras ideas e inquietudes, en un momento en el que en Aragón no habían empezado a florecer este tipo de agrupaciones locales.
Pero es que además, habíamos logrado forjar una estrecha relación de amistad con los tres pilares fundamentales de la cultura bilbilitana como fueron el presidente del Centro de Estudios, Alfredo Muñoz, el cronista oficial, Pedro Montón y el propio alcalde de Calatayud, José Galindo, sin olvidar las buenas relaciones que seguíamos manteniendo con los principales medios de comunicación de Zaragoza, forjadas en la atapa de Misión Rescate, cuya aportación fue decisiva entonces, como lo es hoy, para llegar a la opinión pública.
Carlos Ibáñez Guillen I Trofeo Miguel Martínez del Villar. Archivo ASM
A la vista del panorama resultaba evidente que su constitución se hacía necesaria. Las investigaciones y estudios que veníamos desarrollando debían tener una casa común y un altavoz para su divulgación que como particulares no era posible.
Y nos lanzamos a la arena dispuestos a librar una nueva batalla y para ello elegimos el nombre del que fuera Regente del Supremo Consejo de Aragón en 1617, Miguel Martínez del Villar, natural de Munébrega (Zaragoza), como forma de reivindicar su legado.
Segunda parte de la apología del Tratado del Patronato de Calatayud de 1604
Tras los trámites oficiales para su formalización e inscripción en el Registro de Asociaciones, dimos a conocer la nueva asociación, a través de un artículo en Heraldo de Aragón, el 28 de febrero de 1982.
Entre las consecuciones más destacadas, por citar algunas de ellas, podemos mencionar la creación de la biblioteca de Malanquilla a partir de un lote de libros enviado por el Ministerio de Cultura, la entrega del Trofeo Miguel Martínez del Villar a Carlos Ibáñez, la celebración de las Jornadas Culturales, en tres ediciones consecutivas, así como la edición de los Boletines Informativos y la publicación, por parte de Jesús Marín Rubio, de su “Crónica Sentimental de Malanquilla”, sin contar los innumerables trabajos elaborados para desentrañar el pasado histórico y artístico de la nevera, molino, fuente romana, iglesia parroquial, etc.
Tendremos ocasión de detenernos en alguna de estas cuestiones más adelante, que si por separado resultaron de indudable interés para Malanquilla, juntas, propiciaron un nuevo resurgir de la localidad dando continuidad al despertar de 1977.
Por ahora sí me gustaría indicar también que no sólo Malanquilla se benefició de esa asociación, ya que extendimos nuestra acción a diferentes localidades. Acercamos la cultura a Pomer y Brea de Aragón, por ejemplo, mediante exposiciones de artesanía y difundimos y estudiamos monumentos olvidados como la Casa Hospital de Peregrinos de Torrelapaja o la iglesias románicas de Berdejo y del hoy despoblado Vadillo, sin olvidar la labor de incorporación de antiguos molinos de viento como los de Torralba de Ribota, Sestrica, Luna, Tabuenca, Used, Ojos Negros, Sarrión y Jabaloyas, a una incipiente ruta molinera aragonesa, aún hoy pendiente. A todas estas localidades nos desplazábamos frecuentemente, con los medios de entonces, tratando de involucrar a sus autoridades para recobrar su perdido esplendor monumental.
Molino de viento de Tabuenca en 1981. Archivo ASM
Por todo ello y algunas otras cosas, la asociación se convirtió pronto en un referente a nivel provincial. Fuimos pioneros y marcamos un camino que no tardaron en continuar otras entidades en sus respectivas poblaciones. Pusimos, en definitiva, a Malanquilla en el mapa y lo más importante, se creó conciencia colectiva sobre la necesidad de salvaguardar el patrimonio. Algunos frutos de aquélla cosecha se están recogiendo hoy.
40 años después sólo puedo añadir que de no haber existido la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”, habría que haberla inventado.
Estamos acostumbrados a una visión poética y paisajística de los antiguos molinos de viento. Sin embargo, de las muchas aristas desde las que es posible contemplarlos, no podemos olvidar la industrial, que forma parte intrínseca de su origen y razón de ser. Y es ésta una cuestión de gran importacia, relativamente moderna, que permite diferentes enfoques según las disciplinas desde las que se aborde. Los edificios industriales del pasado pueden ofrecer valores, no sólo arquitectónicos, que aconsejan su conservación. Los bienes industriales que la evolución tecnológica ha dejado sin uso, forman parte del patrimonio cultural, sin olvidar la relación entre patrimonio industrial y desarrollo local, lo que incluye la recuperación de paisajes amenazados por la destrucción de sus elementos más singulares.
Los molinos de viento antes que nada fueron construcciones mediante las cuales los núcleos de población que contaron con ellos vieron asegurada su existencia. Por ello es imprescindible, como punto de partida, asociarlos a la memoria colectiva que los identifica con experiencias vitales positivas, aunque el gestor de estos bienes industriales, el molinero, no gozara precisamente de buena fama.
La posibilidad de que un recurso industrial en desuso se reconozca por su valor cultural no depende sólo de sus cualidades objetivas; por ello es tan necesaria su asociación con elementos de percepción social como seguridad, tranquilidad, garantía de vida, sustento…
Frente a otros activos histórico-artísticos como iglesias, monasterios, ruinas arqueológicas, etc., los elementos de uso industrial, superados tecnológicamente, quedan relegados a un segundo plano, ignorando que hoy, estos bienes culturales, constituyen un recurso activo para el fomento de programas integradores de desarrollo sostenible, tanto a escala local y comarcal como regional.
Es preciso considerar a los molinos de viento no como elementos asilados sino en un contexto territorial, de acuerdo con una lectura actual, moderna y científica que se apoya en la política patrimonial marcada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, en cuanto a la protección y conservación del legado de la industrialización a través de Planes específicos.
A partir de 1985, con la promulgación de la Ley del Patrimonio Histórico Español, se comenzó a superar la tradicional idea por la cual la protección sólo pertenece a la historia o al arte para incorporar una nueva perspectiva —la técnica— que facilitó que el patrimonio industrial pudiera protegerse empleando no solo criterios artísticos más o menos restrictivos, sino también etnográficos, científicos o técnicos. En definitiva, se trata de unir cultura y territorio más allá de la descontextualización de la fábrica como meros objetos museísticos.
España cuenta con un patrimonio industrial rico y variado que debe ponerse en valor de cara a una futura recuperación. Lo dicho para los molinos de viento sirve también para referirnos a las antiguas industrias mineras, batanes, molinos de aceite, palomares, etc.
La intervención sobre este patrimonio se justifica por la necesidad de asegurar la conservación de la herencia industrial y popular a nivel nacional, comenzando por la elaboración de un inventario general al que tienen que seguir estudios para el conocimiento de los bienes inventariados y la realización de planes directores que den paso a la redacción de proyectos de intervención para su restauración y conservación.
No puede ser obstáculo en esta lucha ni el gran número de elementos dignos de ser recuperados, más del 80% del patrimonio aragonés se encuentra en poblaciones de menos de 10.000 habitantes, ni el elevado coste de intervención y posterior mantenimiento, ya que, según la Fundación Tarazona Monumental, de cada euro invertido se recuperan 6 de manera directa.
En este mundo globalizado que tantas nuevas oportunidades nos presenta cada día en todos los ámbitos, no podemos quedarnos atrás lamentando una actuación de la administración que, raras veces se produce. Es preciso explorar otros cauces como el mecenazgo que permita, mediante desgravaciones fiscales, llegar a personas de todo el mundo. La gestión del patrimonio cultural en los núcleos rurales requiere conocimientos, paciencia e ilusión pero también ingenio y buenas dotes de persuasión. De todo ello depende el futuro de muchos municipios amenazados por la despoblación.
Molinos de viento: El Toboso. Carlos de Haes, 1865. Fondos del Museo del Prado
La nevera de Malanquilla declarada Bien de Interés Cultural por Resolución de la Dirección General de Patrimonio de la DGA de fecha 13 de abril de 2021, en la categoría de monumentos.
La nevera o pozo de hielo de Malanquilla ha sido declarada por la Diputación General de Aragón, como Bien de Interés Cultural con categoría de monumento. Sin duda, un aliciente más para este pequeño pueblo zaragozano que viene a confirmar la extraordinaria importancia de su patrimonio. Felicidades al Ayuntamiento , siempre pendiente de acondicionador los distintos monumentos y enhorabuena también a Miguel Ángel Solà y a Javier Martínez por acercarnos la historia de esta singular construcción del siglo XVII, ahora justamente reconocida. Felicidades también a Malanquilla Rechita, ese ilusionante grupo, surgido de la mano del Ayuntamiento para la revitalización de la localidad, por la espléndida labor que vienen realizando en la divulgación del patrimonio con las visitas guiadas al molino de viento, a quien se une desde ahora, la nevera, como exponente destacado de la riqueza histórica que conserva Malanquilla. Si algún mérito tiene en ello este cronista es el de haber pertenecido a aquel pequeño grupo inicial de entusiastas que ya en 1976 pusieron su mirada en ella. La lluvia fina y constante empapa la tierra y la prepara para una abundante cosecha…
La nevera antes de su rehabilitación
El uso de la nieve se popularizó durante la Edad Moderna para usos curativos y de conservación de alimentos principalmente. Durante los siglos XVI y XVII se construyen en la península ibérica numerosos pozos de nieve. El pozo de hielo de Malanquilla, recientemente restaurado, cuenta con un perímetro interior de cinco metros y una altura interior de ocho metros. Teniendo en cuenta la documentación encontrada y la presencia de arcos escarzanos en el paramento, se propone una fecha de construcción en torno al siglo XVII, produciéndose su abandono entre la Guerra de la Independencia (1808-1814) y el año 1831.
Está construida en una zona umbría, orientada al noreste en un emplazamiento muy adecuado para la conservación de la nieve almacenada. Parte de la obra sobresale al exterior y queda cubierta mediante una cúpula rebajada. Las paredes interiores están reforzadas con obra de mampostería asentada con cal, materiales también utilizados para la obra exterior y la cúpula.
Presentaba dos aberturas al exterior, una de ellas cegada en la actualidad. La puerta propiamente dicha se abre en el lado noreste; es un vano coronado por un arco escarzano. Frente a ella, en el paramento interior puede verse otro vano cegado, rematado también con arco escarzano. Martínez Aznar y Solà Martín avalan la teoría de que se trataría del hueco utilizado para empozar la nieve recogida en la ladera.
No se conservan restos de ninguna estructura que permitiera el descenso al interior del pozo.
Esta singular construcción cuenta con un panel de interpretación donde se pueden conocer datos curiosos de la historia que atesora, como por ejemplo, que en el año 1751 se produjo el fallecimiento de un vecino de la localidad mientras realizaba las labores de empozado.
También nos explica que la utilización de la nieve se remonta hasta el antiguo Egipto hace más de 4.200 años y a diversos lugares del planeta como Irán, Túnez e Italia.