Malanquilla representa la ilusión y la firmeza en la salvaguarda de su molino cervantino. (Fotografía Ayuntamiento de Malanquilla)
En la conmemoración, un año más, de la muerte de don Miguel de Cervantes, genio de las letras españolas, es inevitable recordar ese pasaje del Quijote donde el Caballero de la Triste Figura se enfrenta, ante los aspavientos de su cuerdo escudero, a un molino de viento que, en su mente calenturienta y deseosa de aventuras para ofrecer a su amada Dulcinea, se transforma en gigante con quien pretende librar una cruel y desigual batalla.
Este relato, el más conocido de la universal novela, aun sin el escritor saberlo ni pretenderlo encierra en sí mismo toda una filosofía de vida y eleva a los molinos a la inmortalidad.
El Congreso internacional de molinología celebrado en Estoril (Portugal) en 1965, acordó celebrar cada 23 de abril el día mundial de los molinos de viento. Qué otro día mejor para honrar a estos gigantes del paisaje que el aniversario del fallecimiento de quien hizo de ellos mucho más que unos artilugios de la ciencia superados tecnológicamente.
De no haber sido por el genio creador de Cervantes, hoy los molinos, como los batanes y palomares, serían únicamente construcciones -dignas de conservación, sí- pero sin ese halo de grandeza que la mano de Cervantes les otorgó al incluirles en la novela más universal, infundiéndoles espíritu y vida.
Un molino de viento no es sólo un edificio, generalmente en ruinas o en estado de semi abandono. Representa la lucha, los ideales de un hombre o un pueblo; la necesidad de vencer al contrincante como trofeo que se exhibe ante la amada. El molino simboliza nuestra dudas y miedos, cuántas veces no hicimos algo por temor a ser vencidos por ese gigante que imaginamos y que al final era solo molino y al contrario, más de un trompazo nos hemos llevados por librar batalla contra los gigantes de nuestra mente saliendo aporreados por las aspas del molino.
Los molinos de viento y don Miguel de Cervantes a través de ese nexo común que es El Quijote, marcan una unión indisoluble para la historia. Honremos a Cervantes, honremos a los molinos de viento sintiéndonos orgullosos de habitar el país que le vio nacer y donde todavía se alzan victoriosos bellos ejemplares que adornan el horizonte y nos recuerdan la mítica simbología que ellos, desde su silencio, proclaman. Tengamos la sensibilidad para escucharles y apoyarles.
El 23 de diciembre próximo se cumplirán 40 años de la constitución en Malanquilla de la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”. Su sóla mención nos lleva inevitablemente a los más intensos y fecundos años en los que la Cultura con mayúsculas brilló con luz propia en Malanquilla. Su recuerdo nos devuelve a un tiempo irrepetible porque se confabularon diferentes circunstancias que hoy es imposible que se vuelvan a alinear. Habrá otras pero nunca aquéllas y, por lo tanto, los resultados, también serán diferentes, que no peores, pero no iguales.
Artículo de prensa Archivo ASM
Para rememorar este aniversario es preciso tomar conciencia de la España de 1981 y de un Malanquilla en auge y con la moral alta, después de ganar -cuatro años antes- el Trofeo de Oro de Misión Rescate. Aquel trofeo se ganó, pero no fue la meta, sino el punto de partida. Por eso, en el periodo de tiempo que media, no estuvimos con los brazos cruzados, que va… Investigamos, afianzamos nuestros conocimientos e intereses respecto de otros monumentos de algunas localidades de la antigua Comunidad de Calatayud, crecimos y seguimos empeñados en devolver a Malanquilla su protagonismo histórico. La consecuencia fue esta asociación, como cauce desde donde canalizar nuestras ideas e inquietudes, en un momento en el que en Aragón no habían empezado a florecer este tipo de agrupaciones locales.
Pero es que además, habíamos logrado forjar una estrecha relación de amistad con los tres pilares fundamentales de la cultura bilbilitana como fueron el presidente del Centro de Estudios, Alfredo Muñoz, el cronista oficial, Pedro Montón y el propio alcalde de Calatayud, José Galindo, sin olvidar las buenas relaciones que seguíamos manteniendo con los principales medios de comunicación de Zaragoza, forjadas en la atapa de Misión Rescate, cuya aportación fue decisiva entonces, como lo es hoy, para llegar a la opinión pública.
Carlos Ibáñez Guillen I Trofeo Miguel Martínez del Villar. Archivo ASM
A la vista del panorama resultaba evidente que su constitución se hacía necesaria. Las investigaciones y estudios que veníamos desarrollando debían tener una casa común y un altavoz para su divulgación que como particulares no era posible.
Y nos lanzamos a la arena dispuestos a librar una nueva batalla y para ello elegimos el nombre del que fuera Regente del Supremo Consejo de Aragón en 1617, Miguel Martínez del Villar, natural de Munébrega (Zaragoza), como forma de reivindicar su legado.
Segunda parte de la apología del Tratado del Patronato de Calatayud de 1604
Tras los trámites oficiales para su formalización e inscripción en el Registro de Asociaciones, dimos a conocer la nueva asociación, a través de un artículo en Heraldo de Aragón, el 28 de febrero de 1982.
Entre las consecuciones más destacadas, por citar algunas de ellas, podemos mencionar la creación de la biblioteca de Malanquilla a partir de un lote de libros enviado por el Ministerio de Cultura, la entrega del Trofeo Miguel Martínez del Villar a Carlos Ibáñez, la celebración de las Jornadas Culturales, en tres ediciones consecutivas, así como la edición de los Boletines Informativos y la publicación, por parte de Jesús Marín Rubio, de su “Crónica Sentimental de Malanquilla”, sin contar los innumerables trabajos elaborados para desentrañar el pasado histórico y artístico de la nevera, molino, fuente romana, iglesia parroquial, etc.
Tendremos ocasión de detenernos en alguna de estas cuestiones más adelante, que si por separado resultaron de indudable interés para Malanquilla, juntas, propiciaron un nuevo resurgir de la localidad dando continuidad al despertar de 1977.
Por ahora sí me gustaría indicar también que no sólo Malanquilla se benefició de esa asociación, ya que extendimos nuestra acción a diferentes localidades. Acercamos la cultura a Pomer y Brea de Aragón, por ejemplo, mediante exposiciones de artesanía y difundimos y estudiamos monumentos olvidados como la Casa Hospital de Peregrinos de Torrelapaja o la iglesias románicas de Berdejo y del hoy despoblado Vadillo, sin olvidar la labor de incorporación de antiguos molinos de viento como los de Torralba de Ribota, Sestrica, Luna, Tabuenca, Used, Ojos Negros, Sarrión y Jabaloyas, a una incipiente ruta molinera aragonesa, aún hoy pendiente. A todas estas localidades nos desplazábamos frecuentemente, con los medios de entonces, tratando de involucrar a sus autoridades para recobrar su perdido esplendor monumental.
Molino de viento de Tabuenca en 1981. Archivo ASM
Por todo ello y algunas otras cosas, la asociación se convirtió pronto en un referente a nivel provincial. Fuimos pioneros y marcamos un camino que no tardaron en continuar otras entidades en sus respectivas poblaciones. Pusimos, en definitiva, a Malanquilla en el mapa y lo más importante, se creó conciencia colectiva sobre la necesidad de salvaguardar el patrimonio. Algunos frutos de aquélla cosecha se están recogiendo hoy.
40 años después sólo puedo añadir que de no haber existido la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”, habría que haberla inventado.
Desde 1983 hicimos nuestra en Malanquilla la propuesta de celebrar cada 23 de Abril el Día Mundial de los Molinos de Viento, coincidiendo con el aniversario de la muerte de D. Miguel de Cervantes, quien los elevó a la inmortalidad.
En numerosas ocasiones nos hemos asomado a través de los medios de comunicación para festejar esta conmemoración oficiosa. Ahora pretendemos que tome carácter oficial.
Molinos alineados en Consuegra formando “la crestería más bella del mundo”
Para que esta iniciativa se materialice y se convierta en una gozosa realidad, necesito tu firma y apelo a tu sensibilidad como amante de la cultura y la belleza.
Somos muchos los que creemos que un molino de viento es mucho más que un artilugio de desarrollo económico desfasado. Don Quijote se fijó en ellos e incluso libró su más famosa batalla resultando devastado por el feroz zarpazo de sus aspas.
En aquélla ocasión no fueron gigantes malvados sino molinos y dieron con el insigne caballero en el suelo. Pero cuántas veces se tornan gigantes ante nuestro miedo y desconcierto privándonos de una victoria.
Así vio los molinos de viento Salvador Dalí
Ayúdanos con tu firma a devolver su perdido esplendor a los molinos que aún yacen maltrechos sobre los altozanos y a expandir la figura de los que ya han recuperado su vieja fisonomía. Todo ello sería posible si los molinos de viento tuvieran dedicado, de manera oficial, un Día Mundial, con lo que esto significa en cuanto a su divulgación y protección.
Que lo consigamos o no en nada va a cambiar tu vida pero puede detener el inexorable deterioro y la ruina de tantos molinos desarbolados que coronan nuestros cerros.
En un mundo donde sólo parecen movernos intereses materiales, ésta iniciativa, por la sagrada utilidad de la belleza, debe constituir un latido de ilusión y de esperanza capaz de influir hasta en los más cerrados corazones. Salvemos a los molinos de viento!!.
Bajo este lema la Asociación Cultural “Miguel Martínez del Villar”, de Malanquilla, organizó en 1982 y 1983 las I y II Jornadas Culturales.
Teatro, cine, exposiciones y conferencias, se sucedieron, llenando Malanquilla de cultura con mayúsculas logrando una amplia repercusión en los medios de comunicación.
Gregorio Prieto, el pintor de los molinos, componente de la llamada “Generación del 27” https://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_del_27 fue una de las personalidades destacadas que nos acompañaron aquéllos años, pero la única.
Por allí desfilaron autoridades académicas, religiosas y civiles, haciendo de Malanquilla un paraíso cultural sin comparación a nivel provincial.
José Galindo, alcalde de Calatayud, inaugurando las I Jornadas Culturales de la Asociación MMV, de Malanquilla, 1982
Cómo no recordar a Julio Gabín, Presidente entonces de la Asociación Amigos del Serrablo, de Sabiñánigo (Huesca), incansable protector del conjunto de iglesias de los siglos X y XI de la zona, a José Galindo, Alcalde de Calatayud, médico e investigador, siempre atento a cualquier manifestación cultural, o a Alfredo Muñoz, Presidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, gran amigo y entusiasta de Malanquilla y su causa, sin olvidar al Cronista Oficial de Calatayud, mi querido amigo Pedro Montón, de imperecedero recuerdo. Sobre ellos pilotamos nuestra andadura cultural y nunca les agradeceremos bastante su disponibilidad para acompañarnos en cuantas ocasiones requerimos su presencia.
Alfredo Muñoz interviniendo para TVE en el reportaje grabado sobre la patrulla de Misión Rescate en 1977
Gregorio Prieto tuvo una vinculación muy especial con Malanquilla.
Un buen día, atendiendo a nuestra llamada telefónica y tras hablarle de Malanquilla con la ilusión que siempre logramos contagiar, tuvo a bien invitarme a tomar café en su domicilio de General Perón, en Madrid. Tras esa visita siguieron otras tanto a su casa como a la mía para comer con mi familia. Cuando la relación fue tomando cuerpo, viajamos con él a Malanquilla, con motivo de la colocación de la primera piedra del molino, en junio de 1981, alojándose en nuestra casa del pueblo.
Gregorio Prieto firmando en el libro de honor de la Asociación MMV. 1981Primera piedra del molino en junio de 1981
En una posterior visita, al año siguiente, nos desplazamos con él a Zaragoza para visitar El Pilar y entregar uno de sus cuadros al Museo Camón Aznar.
La relación del pintor con las gentes de Malanquilla y su entonces alcalde, Teófilo Horno, fue siempre de extrema cordialidad y simpatía, parándose a saludar a cuantas personas se acercaban a él. Su ayuda fue de gran importancia en unos años en los que hablar del molino -un completo desconocido- no era tan fácil como hoy.
De su paso por Malanquilla conservamos recuerdos imborrables y un cuadro que el artista regaló al Ayuntamiento y que hoy preside el despacho del alcalde. Pero lo mejor fue haber gozado de su amistad.
Lamentablemente no pudimos disfrutarla mucho tiempo. Una caída con rotura de cadera le mantuvo hospitalizado largo tiempo falleciendo en noviembre de 1992 a los 95 años. (Pulsa para conocer más sobre Gregorio Prieto).
Obsequio a Malanquilla. Cuadro De Gregorio Prieto entregado al ayuntamiento
De su genialidad como pintor poco se puede añadir. Mucho se ha escrito sobre él y su obra, pero de su vinculación con Malanquilla, que le nombró Hijo Adoptivo en 1982, sí somos guardianes de su memoria. La propia Asociación Cultural Martínez del Villar también quiso distinguirle con el título de Miembro de Honor.
Personalmente fue un privilegio acompañarle en aquellos años y mantener una relación de cariño, confianza y respeto.
Gregorio Prieto en Malanquilla con el entonces alcalde Teófilo Horno, en 1981