Entramos en recta final hacia unas elecciones que determinarán la composición de ayuntamientos y comunidades autónomas. En todos los casos le elección será decisiva para la buena administración de nuestros conciudadanos y sus intereses. De ahí la importancia de participar en las elecciones. Para exigir o reprochar hay que votar. En Malanquilla son varias las candidaturas que optan a dirigir los destinos del pueblo desde el sillón municipal durante los próximos cuatro años. De la buena elección depende su futuro inmediato, su viabilidad como pueblo y la mejora necesaria de los servicios. Mi felicitación a todos los que han decidido dar el paso de presentarse porque me consta su ilusión y su sentido del deber. Ahora le toca a Malanquilla escoger. Que Dios reparta suerte. Este cronista siempre estará con Malanquilla y la corporación que el pueblo designe.
Desde 1983 hicimos nuestra en Malanquilla la propuesta de celebrar cada 23 de Abril el Día Mundial de los Molinos de Viento, coincidiendo con el aniversario de la muerte de D. Miguel de Cervantes, quien los elevó a la inmortalidad.
En numerosas ocasiones nos hemos asomado a través de los medios de comunicación para festejar esta conmemoración oficiosa. Ahora pretendemos que tome carácter oficial.
Molinos alineados en Consuegra formando “la crestería más bella del mundo”
Para que esta iniciativa se materialice y se convierta en una gozosa realidad, necesito tu firma y apelo a tu sensibilidad como amante de la cultura y la belleza.
Somos muchos los que creemos que un molino de viento es mucho más que un artilugio de desarrollo económico desfasado. Don Quijote se fijó en ellos e incluso libró su más famosa batalla resultando devastado por el feroz zarpazo de sus aspas.
En aquélla ocasión no fueron gigantes malvados sino molinos y dieron con el insigne caballero en el suelo. Pero cuántas veces se tornan gigantes ante nuestro miedo y desconcierto privándonos de una victoria.
Así vio los molinos de viento Salvador Dalí
Ayúdanos con tu firma a devolver su perdido esplendor a los molinos que aún yacen maltrechos sobre los altozanos y a expandir la figura de los que ya han recuperado su vieja fisonomía. Todo ello sería posible si los molinos de viento tuvieran dedicado, de manera oficial, un Día Mundial, con lo que esto significa en cuanto a su divulgación y protección.
Que lo consigamos o no en nada va a cambiar tu vida pero puede detener el inexorable deterioro y la ruina de tantos molinos desarbolados que coronan nuestros cerros.
En un mundo donde sólo parecen movernos intereses materiales, ésta iniciativa, por la sagrada utilidad de la belleza, debe constituir un latido de ilusión y de esperanza capaz de influir hasta en los más cerrados corazones. Salvemos a los molinos de viento!!.
Malanquilla, pionera en tantas cosas, puede sentirse legítimamente orgullosa de haber creado la denominación, hoy ya comúnmente aceptada, de «La Mancha Aragonesa».
Cuando nadie conocía la existencia de molinos de viento en Aragón, más allá del existente en Bujaraloz, dibujado por Pier María Baldí en 1668, en Malanquilla nos empeñamos en identificar primero y restaurar después, su molino de viento.
Molino de viento de Aguilón
Después vinieron no pocos estudios que nos fueron poniendo en la pista de la existencia de otros ejemplares en suelo aragonés, repartidos por todo el territorio de la Comunidad.
Fue una tarea ardua porque tuvimos que desmontar creencias extendidas que identificaban estos restos con antiguos torreones de fortalezas extinguidas. Hasta el mismo Guitar Aparicio, de reconocido prestigio, confundió el de Malanquilla con un torreón del castillo.
Poco a poco fuimos demostrando que sí eran molinos. Viajamos a los pueblos donde los habíamos identificado y hablamos con sus alcaldes tratando de sembrar en ellos esa semilla molinera que les hiciera florecer un día devolviéndoles el esplendor perdido.
Y así se fue construyendo La Mancha Aragonesa que hoy empieza a ser una realidad. Tabuenca restauró el suyo Ojos Negros, en Teruel, pronto se sumó a la iniciativa y asistimos a su inauguración. Recientemente anuncia obras de reconstrucción el de Sestrica https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/sestrica-restaurara-2021-molino-viento_1444607.html y a buen seguro que otros seguirán ese camino que empezamos en Malanquilla.
Molino de viento de Luna
Para quienes piensen que no tiene sentido invertir en estos viejos y demochados artilugios, baste el ejemplo de Malanquilla que no sólo ha reconstruido el suyo sino que lo mima y lo cuida sabedor del potencial que atesora.
Los molinos de viento en La Mancha y fuera de ella son exponentes de un tipo de arquitectura industrial que entronca con las más auténticas raíces del pueblo. No en vano constituían buena parte de su sustento.
Además, son elementos que han pasado a la inmortalidad gracias al genio de Cervantes y por si fuera poco, en el orden paisajístico, brillan con luz propia. Pocas cosas nos identifican más como nación que los bellos molinos de viento coronando un cerro o un conjunto de ellos sobre una crestería como la de Consuegra.
Molino de viento de Sestrica
Afortunadamente en Zaragoza se valora cuanto significan y la próxima realidad de la Mancha Aragonesa puede convertirse en un revulsivo turístico de primer orden a medio plazo.
Molino de viento de Used
Por aquéllos años 80 en que comenzábamos nuestra particular batalla en Malanquilla nuestro lema era: Por la sagrada utilidad de la belleza salvemos nuestros molinos de viento. Pues eso, años después reivindicamos la idealización de los molinos como elementos espirituales, del paisaje, de la belleza y de la épica industrial.
Nos cabe el honor de ser los aragoneses, posiblemente, los primeros en nuestro país en construir molinos de viento, merced al privilegio otorgado en 1200 por el rey Pedro II a Pedro de Vilanova, a quien concede su construcción en exclusiva con la obligación de entregar al soberano la décima parte de los ingresos.
Razones no nos faltan. Ahora hay que ponerse manos a la obra para lograr que todos los que se alzan en suelo aragones vuelvan a recobrar la vida que tuvieron.
Finalizado ya el Congreso de Cronistas celebrado en la ciudad de Jaén se agolpan las vivencias y los recuerdos que, una vez más, permanecerán inalterables en la memoria.
Más de un centenar de cronistas oficiales nos hemos dado cita este año en Jaén además de otros tantos acompañantes. La sesión inaugural, con una brillante conferencia del cronista de la ciudad, mi querido compañero Vicente Oya, fue un brillante colofón a una solemne sesión presidida por el alcalde de Jaén José Enrique Fernández de Moya y el diputado de Cultura y Deportes, Juan Ángel Pérez, en representación de la Diputación Provincial, en la que también se encontraban presentes el Obispo de la Diócesis Ramón del Hoyo López, la Delegada de la Junta de Andalucía y otras autoridaes, además de nuestro presidente nacional de la RAECO Antonio Luis Galiano Pérez.
A lo largo del fin de semana, además de conversar con viejos amigos con los que me he ido cruzando a lo largo de mis 28 años de permanencia en la Asociación y llevar, una vez más, el nombre de Malanquilla a estos encuentros, hemos tenido la oportunidad de conocer en detalle retazos de la historia jiennense, admirar su patrimonio y conocer su gastronomía.
Aragón estaba representado por los cronistas de Godojos, Teruel, Borja y Malanquilla.
El cronista de Malanquilla con el alcalde de Jaén
Los cronistas en los baños árabes Los acompañantes de los cronistas en el museo provincial
Mesa presidencial en la sesión de apertura del congreso. En el centro el alcalde de Jaén
Del 16 al 18 de octubre celebraremos en Huelva el XXX congreso nacional de la asociación española de VEXILOLOGÍA, de la que soy miembro.
Esta rama de la Heraldica, trata sobre el estudio de las banderas en su conjunto, el concepto de bandera en su más amplio sentido, tanto en la actualidad como en épocas pasadas.
En el congreso de Huelva se presentarán diversos trabajos y comunicaciones.
En mi condición de miembro y como cronista, representaré a Malanquilla con un trabajo sobre la bandera local.
El congreso se completará con una visita al monasterio de la Rábida el sábado por la tarde.