Entramos en recta final hacia unas elecciones que determinarán la composición de ayuntamientos y comunidades autónomas. En todos los casos le elección será decisiva para la buena administración de nuestros conciudadanos y sus intereses. De ahí la importancia de participar en las elecciones. Para exigir o reprochar hay que votar. En Malanquilla son varias las candidaturas que optan a dirigir los destinos del pueblo desde el sillón municipal durante los próximos cuatro años. De la buena elección depende su futuro inmediato, su viabilidad como pueblo y la mejora necesaria de los servicios. Mi felicitación a todos los que han decidido dar el paso de presentarse porque me consta su ilusión y su sentido del deber. Ahora le toca a Malanquilla escoger. Que Dios reparta suerte. Este cronista siempre estará con Malanquilla y la corporación que el pueblo designe.
Malanquilla prepara su presencia en la Saca de la Virgen del Castillo
Un acontecimiento que se repite cada 25 años, al menos desde 1711, merece una organización especial. Malanquilla, uno de los pueblos de Concordia que Bijuesca acogerá el próximo día 4 de junio, junto a Reznos, Berdejo, La Alameda, Clares, Carabantes, Torrelapaja, Deza y Torrijo, se encuentra inmerso en los preparativos para la gran cita.
El origen de la tradición comienza con una atroz sequía que asoló los pueblos vecinos, que dependieron de Bijuesca como único suministrador de agua. En agradecimiento, todos los pueblos beneficiados acordaron sacar a la patrona cada 25 años.
Sea como fuere, el próximo 4 de junio, tras un retraso de dos años debido a la pandemia, volverán a reunirse los pueblos de la Concordia, con banderas, curas y alcaldes al frente.
De Malanquilla se espera una nutrida representación. En torno a 150 personas integrarán el cortejo que tiene sus reglas. Serán recibidos por el alcalde de Bijuesca a primera hora de la mañana, al igual que se hará con los restantes pueblos. La tradición marca que durante ese día el alcalde de Reznos ostente el mando para lo cual el de Bijuesca le entrega en el momento del saludo los atributos correspondientes.
Tras los saludos, todos los pendones y banderas subirán procesionalmente hasta la ermita de la Virgen del Castillo para acompañarla en su bajada al pueblo. Otra curiosidad es que en el interior de la capilla únicamente los sacerdotes serán los encargados de hacer llegar la peana con la imagen hasta la puerta, donde ya sí la tomaran los asistentes designados al efecto.
Todo un día lleno de actividades con Eucaristía solemne presidida por el Obispo de Tarazona, comida popular, festival de jotas…
Al acto está prevista la asistencia de numerosas personalidades políticas como el presidente de las Cortes de Aragón, senadores y diputados, representantes comarcales y alcaldes.
Un acontecimiento que no volverá a repetirse hasta 2048.
Solemos decir que un pueblo tiene magia cuando sin saber muy bien por qué nos atrapa, nos envuelve y nos hace volver la mirada cuando nos alejamos como queriendo retener su imagen en nuestra retina.
Malanquilla no tiene mar, aunque lo tuvo, no conserva el más rico patrimonio monumental, aunque tiene lo suyo, no es el pueblo más bonito, aunque resulta chulo. Y por qué entonces solemos escuchar que Malanquilla tiene magia? Pues porque sin ser el principio y el fin de todas las cosas, reúne todo cuanto pedimos cuando hacemos turismo. Su propia localización, a poco más de una hora en coche de la capital, Zaragoza y a algo más de media de Soria, la capital castellana más próxima, hacen de este pueblo un lugar cercano y asequible para muchos. Sus monumentos, especialmente el molino de viento, archiconocido, fotografiado y de gran exposición en redes sociales, contribuyen también a ello, porque sin ser de una grandiosa monumentalidad, sí es casi el único testimonio del universal Don Quijote en Aragón y una rareza en estas tierras. La apuesta de Malanquilla por la cultura desde 1977 ha resultado ser decisiva para esta magia, intangible pero real, que a decir de muchos posee. El variado patrimonio que, además del molino, pasa por su iglesia de grandes dimensiones, con notables retablos renacentistas y barrocos, su fuente romana del siglo I, la ermita románica de Santa María, la torre medieval de La Calderuela, la nevera del siglo XVII, la ermita del Stmo. Cristo del Humilladero del mismo siglo…
Tampoco es cuestión menor -y por ello digno de mención-, la apuesta por el futuro de la actual corporación municipal, que abriendo puertas y ventanas a quien pudiera aportar algo, ha logrado sumar voluntades en pos de la causa.
La oferta gastronómica de Malanquilla no pasa tampoco desapercibida. El nuevo y moderno gastrobar Malanquilla Inédita, con un solete Repsol, unido a la tradición y al buen hacer que representa el restaurante de La Venta de Malanquilla conforman un destino apto para todo tipo de públicos. Porque en realidad qué vamos buscando cuando decidimos salir de la gran ciudad? Yo soy turista y no me basta un precioso monumento aislado que ni siquiera se si voy a poder visitar por dentro. Necesito un mínimo de satisfacciones personales para emprender el viaje. Necesito un restaurante donde comer y un hotel por si decido hacer noche. También quiero enlazar ese motivo que me lleva a viajar con otros monumentos cercanos que pueda aprovechar para visitar. Y todo eso lo tiene Malanquilla. Su recientemente inaugurado hotel y su cercanía con poblaciones de la Comunidad de Calatayud con monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad, hacen de Malanquilla un destino seguro y confortable. Podríamos añadir el carácter abierto y campechano de sus gentes, el paisaje, sus atardeceres, la limpieza de sus cielos, lo “arregladico” que está el pueblo… Será verdad entonces que Malanquilla tiene magia? Yo te aseguro que sí. Ven, compruébalo y me lo cuentas.
Para acercarnos a aquéllos años 80 del siglo pasado en que la Asociación cultural de Malanquilla desarrollaba sus actividades, es preciso hacer abstracción del mundo de hoy. De lo contrario, no es posible imaginar ni comprender lo que en los primeros años de la década sucedía en Malanquilla, en la provincia de Zaragoza y en Aragón en general. Han cambiado tanto los tiempos que visto con los ojos de hoy, diríase que hablamos de la prehistoria.
En 1980 ideamos, impulsamos y creamos la Asociación Martínez del Villar. Eran tiempos en los que no existían colectivos similares en los pueblos, a excepción de otras dos asociaciones pujantes con las que rivalizábamos continuamente. Malanquilla, pionero en tantas cosas, contribuyó de manera decisiva a la constitución en otras poblaciones de diferentes colectivos.
Su legado, a día de hoy, nadie lo ha superado ni siquiera por aproximación. Ha habido en estos 40 años algunas iniciativas pero todas han sucumbido sin pena ni gloria.
Y cual es el legado que trato de reivindicar? Pues el conjunto de una obra irrepetible sólo posible en aquél momento y con aquél reducido grupo de personas entusiastas. Se realizaron estudios históricos aportando datos inéditos para la historia local que hoy se repiten hasta la saciedad sin que nadie se acuerde de donde proceden. Se publicó el único libro sobre Malanquilla, de la mano de Jesús Marín. Se celebraron Jornadas culturales en verano, se llevaron a Malanquilla exposiciones itinerantes de la Diputación de Zaragoza, propiciamos otras propias como la de cerámica de Muel, recorrimos la comarca de Calatayud llevando esas exposiciones a diferentes municipios como Torrelapaja, Pomer… Investigamos y pusimos en valor monumentos olvidados de la comarca como la Casa de San Millán de Torrelapaja o la iglesia románica del despoblado de Vadillo, en las inmediaciones de Villarroya de la Sierra. Obviamente todo estaba ahí, no descubrimos nada; también lo estaba el molino pero hasta que aquél grupo de Misión Rescate, en 1977, no se fijó en él, nadie había reparado en su existencia.
A través de constantes publicaciones y referencias en los medios informativos, Malanquilla tomó carta de naturaleza y se posicionó como un pueblo amante de la cultura.
Malanquilla con su asociación empezó a estar presente en foros de estudio y debate, en congresos y jornadas regionales y nacionales. El patrimonio cultural de la localidad se deslizaba a través de las páginas de trabajos, comunicaciones y ensayos que se difundían por toda la geografía.
Eran tiempos de fax, no de email ni teléfonos móviles. Eran tiempos en que la logística consistía en patearse los caminos y los pueblos y en granjearse amistades a golpe de viajes, visitas y llamadas.
Al reivindicar el legado de la asociación de Malanquilla, reivindico el de tantos que supieron ver en aquélla experiencia cultural el futuro y creyeron en ella y el mío propio, tantas veces protagonista de la historia y que a lo largo de 45años, he ayudado a escribir.
Pocos pueden decir que son profetas en su tierra por eso es justo reconocer un pasado esplendoroso sin cuya huella y calado los destinos de Malanquilla hubieran sido otros. Resultaría hoy impagable con dinero la campaña promocional que se hizo entonces y las horas de trabajo invertidas en rescatar a Malanquilla de su tradicional olvido. Reivindicando nuestro pasado inmediato fijamos las bases sobre las que debe asentarse el tiempo que nos toca vivir.
Uno de los más reconocidos escultores de los finales del gótico en Aragón, Gil Morlanes, apodado El Viejo, para distinguirle de su hijo de igual nombre, también escultor, recibe en 1482 el encargo del concejo de Villarroya de la Sierra para la realización de un retablo con destino a la ermita de la Virgen de la Sierra.
Manuel Serrano Sanz, en la Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, de 1917, aporta relevantes datos que nos permiten hacernos una idea de este retablo, lamentablemente ya desaparecido en aquélla época. El propio Serrano, hablando de la colaboración de Morlanes en un retablo para La Seo zaragozana, afirma que mucho más importante es otra que hizo para Villarroya de la Sierra.
“En el año 1482, el concejo de Villarroya de la Sierra le encargaba un retablo para una antigua ermita que, por el sitio en que se halla, era y es aún denominada la Virgen de la Sierra.
Tal obra de arte, como las más de aquel tiempo, ha perecido, acaso más por la acción del hombre que por las injurias de los años. Las condiciones impuestas a Morlanes eran que en el bancal habría doce profetas de diversas edades {con vultos jóvenes, mediados e antigás) con vestiduras rozagantes {copiosos de mantos) puestos en sendos nichos, que separarían pilaretes, cada uno con su rótulo y todos manifestando en sus rostros devoción especial a Nuestra Señora {las caras respirantes a la Virgen) que estaría en medio de ellos con el cadáver de su divino Hijo, transida de dolor, con los improperios o instrumentos de la Pasión, y acompañada, no de San Juan Evangelista o de otro de los Apóstoles, sino del papa San Gregorio, revestido de misa, con un cáliz y el Corpus en la mano, e un capellán pequeño detrás del. Anacronismo que, con otros mil cometidos en el arte religioso, prueban cuan honda era la devoción para sobreponerse al hecho real y buscar tan solamente aquello que más pudiese mover a devoción y llenar el alma de santos pensamientos y de piedad acendrada.
Encima del bancal, que llevaría su forzoso ornato de pulseras, labraría Morlanes un regio sillón donde aparecería la antigua imagen de Nuestra Señora, a la que desde tiempo inmemorial se tributaba culto en aquella ermita; y ya que abajo estaba la Virgen en momentos de agonía arriba se ostentaría en medio de cuatro patriarcas de buen ayre arrodillados y cubiertos con un palio muy conplido.
A más de las figuras reseñadas, habría por todo el cuerpo del retablo ángeles, y todo él se cerraría con puertas en las que otro artista pintaría, por el lado de dentro,historias de la Virgen. Por último, los motivos ornamentales del retablo habían de ser follajes y enlazaduras, curiosa mezcla de elementos.”
El santuario de Virgen de la Sierra se encuentra a 13, 5 km de la localidad zaragozana de Villarroya de la Sierra, a unos 1500 metros de altitud. En él pernoctó Fernando el Católico cuando pasó a Castilla para casarse con la reina Isabel. La imagen titular, sobre una carrasca, haciendo referencia a su aparición, goza de una gran devoción entre todos los pueblos de la zona.
La autora, tras un minucioso estudio de las tablas renacentistas de la Comunidad de Calatayud, menciona el Retablo de la Virgen del Rosario, de Malanquilla, ya acabado en 1599.
Este retablo, recien restaudado merced a un convenio de colaboración firmado por el Ayuntamiento, la Diócesis de Tarazona y la Diputación Provincial, fue objeto de un informe, en los comienzos de la década de los 80, realizado a partir de fotografías, por el entonces director del Museo de Prado Alfonso E. Pérez Sánchez, a petición de este cronista, quien concluye que se trata de una importante aportación a la pintura aragonesa del renacimiento, con fuertes influencias «bassanescas».
Entrada de los animales en el Arca de Noé. Detalle. Jacopo Bassano. Museo del Prado
Los Bassano fueron una familia de pintores muy apreciados durante el siglo XVI