Malanquilla prepara su presencia en la Saca de la Virgen del Castillo
Un acontecimiento que se repite cada 25 años, al menos desde 1711, merece una organización especial. Malanquilla, uno de los pueblos de Concordia que Bijuesca acogerá el próximo día 4 de junio, junto a Reznos, Berdejo, La Alameda, Clares, Carabantes, Torrelapaja, Deza y Torrijo, se encuentra inmerso en los preparativos para la gran cita.
El origen de la tradición comienza con una atroz sequía que asoló los pueblos vecinos, que dependieron de Bijuesca como único suministrador de agua. En agradecimiento, todos los pueblos beneficiados acordaron sacar a la patrona cada 25 años.
Sea como fuere, el próximo 4 de junio, tras un retraso de dos años debido a la pandemia, volverán a reunirse los pueblos de la Concordia, con banderas, curas y alcaldes al frente.
De Malanquilla se espera una nutrida representación. En torno a 150 personas integrarán el cortejo que tiene sus reglas. Serán recibidos por el alcalde de Bijuesca a primera hora de la mañana, al igual que se hará con los restantes pueblos. La tradición marca que durante ese día el alcalde de Reznos ostente el mando para lo cual el de Bijuesca le entrega en el momento del saludo los atributos correspondientes.
Tras los saludos, todos los pendones y banderas subirán procesionalmente hasta la ermita de la Virgen del Castillo para acompañarla en su bajada al pueblo. Otra curiosidad es que en el interior de la capilla únicamente los sacerdotes serán los encargados de hacer llegar la peana con la imagen hasta la puerta, donde ya sí la tomaran los asistentes designados al efecto.
Todo un día lleno de actividades con Eucaristía solemne presidida por el Obispo de Tarazona, comida popular, festival de jotas…
Al acto está prevista la asistencia de numerosas personalidades políticas como el presidente de las Cortes de Aragón, senadores y diputados, representantes comarcales y alcaldes.
Un acontecimiento que no volverá a repetirse hasta 2048.
Para acercarnos a aquéllos años 80 del siglo pasado en que la Asociación cultural de Malanquilla desarrollaba sus actividades, es preciso hacer abstracción del mundo de hoy. De lo contrario, no es posible imaginar ni comprender lo que en los primeros años de la década sucedía en Malanquilla, en la provincia de Zaragoza y en Aragón en general. Han cambiado tanto los tiempos que visto con los ojos de hoy, diríase que hablamos de la prehistoria.
En 1980 ideamos, impulsamos y creamos la Asociación Martínez del Villar. Eran tiempos en los que no existían colectivos similares en los pueblos, a excepción de otras dos asociaciones pujantes con las que rivalizábamos continuamente. Malanquilla, pionero en tantas cosas, contribuyó de manera decisiva a la constitución en otras poblaciones de diferentes colectivos.
Su legado, a día de hoy, nadie lo ha superado ni siquiera por aproximación. Ha habido en estos 40 años algunas iniciativas pero todas han sucumbido sin pena ni gloria.
Y cual es el legado que trato de reivindicar? Pues el conjunto de una obra irrepetible sólo posible en aquél momento y con aquél reducido grupo de personas entusiastas. Se realizaron estudios históricos aportando datos inéditos para la historia local que hoy se repiten hasta la saciedad sin que nadie se acuerde de donde proceden. Se publicó el único libro sobre Malanquilla, de la mano de Jesús Marín. Se celebraron Jornadas culturales en verano, se llevaron a Malanquilla exposiciones itinerantes de la Diputación de Zaragoza, propiciamos otras propias como la de cerámica de Muel, recorrimos la comarca de Calatayud llevando esas exposiciones a diferentes municipios como Torrelapaja, Pomer… Investigamos y pusimos en valor monumentos olvidados de la comarca como la Casa de San Millán de Torrelapaja o la iglesia románica del despoblado de Vadillo, en las inmediaciones de Villarroya de la Sierra. Obviamente todo estaba ahí, no descubrimos nada; también lo estaba el molino pero hasta que aquél grupo de Misión Rescate, en 1977, no se fijó en él, nadie había reparado en su existencia.
A través de constantes publicaciones y referencias en los medios informativos, Malanquilla tomó carta de naturaleza y se posicionó como un pueblo amante de la cultura.
Malanquilla con su asociación empezó a estar presente en foros de estudio y debate, en congresos y jornadas regionales y nacionales. El patrimonio cultural de la localidad se deslizaba a través de las páginas de trabajos, comunicaciones y ensayos que se difundían por toda la geografía.
Eran tiempos de fax, no de email ni teléfonos móviles. Eran tiempos en que la logística consistía en patearse los caminos y los pueblos y en granjearse amistades a golpe de viajes, visitas y llamadas.
Al reivindicar el legado de la asociación de Malanquilla, reivindico el de tantos que supieron ver en aquélla experiencia cultural el futuro y creyeron en ella y el mío propio, tantas veces protagonista de la historia y que a lo largo de 45años, he ayudado a escribir.
Pocos pueden decir que son profetas en su tierra por eso es justo reconocer un pasado esplendoroso sin cuya huella y calado los destinos de Malanquilla hubieran sido otros. Resultaría hoy impagable con dinero la campaña promocional que se hizo entonces y las horas de trabajo invertidas en rescatar a Malanquilla de su tradicional olvido. Reivindicando nuestro pasado inmediato fijamos las bases sobre las que debe asentarse el tiempo que nos toca vivir.
Antonio Sánchez Molledo, Cronista de Malanquilla, en unión de la Junta Rectora de la Asociación Española de Cronistas Oficiales, es recibido en audiencia en el Palacio de la Zarzuela por el Rey Felipe VI. Entre ambos, el Cronista de Soria, Don Miguel Moreno, ya fallecido y de inolvidable recuerdo.
Cuando se habla de la figura del cronista oficial, muchas veces a la ligera, se olvida el trabajo que desarrollan en sus pueblos y ciudades, las más de las veces, callado y silencioso, en busca de noticias que aporten luz sobre el pasado de esos municipios. Siempre he mantenido que un cronista podrá no hacer mucho por su localidad -como en todo, los hay más o menos activos y más o menos capaces- pero lo que está fuera de toda duda es su entrega y compromiso. Un cronista nunca será un lastre ni un enemigo de la causa y siempre estará ahí para cuando se le requiera. De ahí la importancia de que, también en tiempos modernos se designen nuevos cronistas en nuestros pueblos. No es una figura del pasado o desfasada. Todavía hay muchos que decir y lo vemos cada día.
Desde 1983 vengo participando -con alguna excepción- en los congresos nacionales de la Asociación Española de Cronistas Oficiales, de la que he sido vocal y secretario general a lo largo de dos mandatos. En muchos de ellos he presentado ante mis colegas de España trabajos relacionados con Malanquilla que, posteriormente han sido publicados, sirviendo de referencia para conocer la historia y las vicisitudes de esta ilusión colectiva que es Malanquilla.Y así, en 1986 me refería en Valencia a “la Mancha Aragonesa”, desde Malanquilla. En La Coruña en 1987 hablaba de los molinos de viento en la vertiente atlántica peninsular, mientras que en Ceuta, en 1988 relacionaba los molinos de viento con su más íntima significación ideal.
En 1989, desde Ciudad Real proclamaba a los molinos de viento como algo más que un símbolo regional. En Córdoba, en 1990 me volvía filósofo en mi crónica del devenir de los molinos de viento a través de la historia para elevar al de Malanquilla como símbolo oficial, en Avila, en 1991, tras ser aprobado el escudo local con la imagen del molino.- En Segovia en 1983 hacía un repaso de los “amigos de Malanquilla” que ayudaron en su puesta de largo, centrándome en la figura del Marqués de Lozoya, un grande de España.
De nuevo en Córdoba, en 1984, describía las norias y molinos árabes y en 1995 en Ciudad Real trazaba una simbiosis entre la leyenda y la realidad de los molinos de viento en el paisaje manchego, extendiendo el ámbito a España y Portugal, en Cáceres en 1996.
En otros trabajos me he referido también a la religiosidad popular en Malanquilla, a su demografía desde el siglo XIV y a otras construcciones que conforman su conjunto monumental, hasta llegar a 2019, en Baeza, donde se presenta el anteproyecto del Sendero del Agua, Nieve y Viento de Malanquilla, que acaba de ser aprobado oficialmente por la Diputación General de Aragón.
Y no, no soy una excepción entre mis compañeros, ni siquiera el que más aporta, ni mucho menos… Sirva mi modesta trayectoria, referida únicamente a mi relación con la Asociación de Cronistas, como ejemplo de lo que están perdiendo tantos municipios con historia propia que no tienen quien la cuente ni reescriba.
Ayuntamientos!!, alcaldes!!, no sé que están esperando ni qué tiene que pasar para que designen a sus cronistas. Un cronista es Bueno, Bonito y Barato para el municipio y además es gratuito.
Hoy se cumple el primer aniversario de la muerte de Jesús Marín, mi tío. Su recuerdo nos acompaña, su sabiduría ha quedado impresa pero nos falta su presencia. Una presencia que lo llenaba todo. Tenía ese don de ser protagonista sin querer serlo; atraía con su palabra.
Jesús, en Malanquilla, ha sido el mejor cantor de sus glorias, de sus anécdotas, nombres y dichos. Jesus, en su “Crónica sentimental…” nos dejó, como recuerdo imperecedero, un texto escrito con el alma, compendio de historia y vivencias, imprescindible para conocer Malanquilla, un lugar que amó y del que se empapó a lo largo de su vida.
Si un cronista es el notario de su tiempo, el que con sus escritos da fe del día a día local, Jesús Marín es un perfecto referente de esta labor en cuanto que ha sabido recoger y anotar para la posteridad innumerables datos sobre Malanquilla que, de otra forma, no habríamos llegado a conocer. Por eso reitero a la Corporación Municipal el deseo expresado el día después de su fallecimiento para que sea nombrado Cronista Oficial de Malanquilla a título póstumo, en un alarde de generosidad y justicia. Cuando un ayuntamiento sabe reconocer los méritos de quien tiene cerca allana el camino para que otros sigan esa senda en beneficio la colectividad.
Desde donde estes Jesús, recibe mi cariño y el recuerdo emocionado. Bien sabes cuánto añoro esas charlas y el verte llegar a casa con una bolsa de almendras recién cogidas… descansa en paz.
Si hay pasaje que situó a Malanquilla en el mapa y atrajo hacia sí las miradas de propios y extraños es, sin duda, la aparición de aquél OVNI que sobrevoló nuestro cielo en la tarde del 26 de julio de 1976, hace hoy justo 45 años.
Ese día, como tantos otros, cogimos nuestras bicis y con un bocadillo, un grupo de seis muchachos de entre 8 y 15 años, nos dispusimos a pasar un rato de expansión en nuestras vacaciones estivales por la zona del aguadero, esa fuente de aguas casi “milagrosas” tan alabada por las gentes del pueblo.
Estábamos cantando canciones del grupo “Viva la gente”, cuando nos percatamos de que algo extraño se había posado sobre nuestras cabezas a no mucha altura, aunque evidentemente bastante más de aquéllos 60 metros que señalaron algunos medios para, pasados unos segundos, desaparecer por detrás de las montañas de Pomer, dejando tras de sí una estela grisácea. La nave, o el objeto no identificado tenía la forma de dos platos unidos por su parte más ancha, cambiaba constantemente de color. La verdad es que no pudimos fijarnos en nada mas, porque cuando quisimos mirar con detalle se elevó y rápidamente le perdimos de vista.
Con el susto aún en el cuerpo, recogimos las viandas y en nuestras bicis emprendimos el camino de regreso al pueblo, comentando lo sucedido. Miedo? Pues no sentimos exactamente miedo pero sí perplejidad. Lo desconocido siempre genera inquietud y con ese nerviosismo acudimos a ver a Bernardino, el alcalde entonces, a quien de manera atropellada relatamos lo sucedido.
De inmediato le acompañamos al locutorio para llamar por teléfono al jefe de puesto de la Guardia Civil de Aniñón, quien se personó, con dos agentes, en Malanquilla para levantar atestado e interrogar por separado a los seis excursionistas. Uno a uno le fuimos dando nuestra versión que, básicamente era coincidente entre todos, concluyendo el benemérito instituto que de nuestras declaraciones no se podía afirmar que se tratara de una mentira orquestada y que, a su juicio, estaba claro que algo había perturbado la tranquilidad de aquélla tarde veraniega.
Hasta aquí el relato de los hechos.
Como es fácil suponer, desde el mismo momento en que la noticia se fue extendiendo entre el vecindario, aparecieron los defensores y los detractores. Los que creyendo o no la versión de los niños, no le daban más importancia y los que veían negras maniobras en aquél suceso, aún hoy inexplicable.
Siempre, se haga lo que se haga, van a surgir voces discordantes. Quiero recordar la destructiva y feroz campaña emprendida ante la reconstrucción del molino de viento, algo hoy reconocido y valorado por el 99% de la población y que, sin embargo, en los años 77, 78 y siguientes, fue inquisitorialmente perseguido, atacado y casi hundido a no ser por el empeño de unos cuantos y el apoyo decidido del ayuntamiento.
Es fácil imaginar la controversia que originó la visión de algo tan subjetivo como un OVNI. Algunos nos hubieran corrido a palos por la calles del pueblo… Menos mal que pasados unos días, llegaron testimonios de familiares o conocidos, residentes en Calatayud y otros pueblos de la zona, que afirmaban haber visto sobre la misma hora un objeto volante similar al que describíamos. Yo creo a estas alturas que sólo aquello nos salvó de la quema en una plaza pública.
Con la perspectiva que proporciona la distancia del acontecimiento, 44 años ni más ni menos, podemos afirmar que al margen de discusiones bizantinas el OVNI de Malanquilla despertó a una comunidad que estaba ahí aunque silenciosa y en la que como nunca pasaba nada, nunca se hablaba de ella.
Aquel OVNI fue el «puñetazo encima de la mesa» con el que Malanquilla se hizo notar y anunció a todos que estaba deseosa de iniciar un camino sin retorno que aún hoy sigue transitando.
Por lo tanto, desde el punto de vista de la ocasión y la oportunidad fue sumamente positivo y dio pie a comenzar a investigar un pasado esplendoroso del que poco o nada se sabía entonces. Y aunque hoy el OVNI centre la atención y acapare titulares lo verdaderamente importante fue la etapa siguiente de mucho trabajo y mucha investigación, de cuyas aportaciones, en los tiempos actuales se sigue haciendo uso.
El OVNI sirvió y mucho a los intereses generales del pueblo. Lo mismo que, años después, sirvió y de qué manera, reconstruir el molino haciendo caso omiso a quienes se oponían. Y debemos seguir ignorando a esos agoreros que presagian fracasos cuando otros vemos innovación y proyectos de futuro. Pensemos en positivo, vayamos todos a una y Malanquilla saldrá adelante como ha salido otras veces a lo largo de su historia.
Demostremos, una vez más, que unidos podemos conseguir cualquier objetivo. Menos vociferantes y más manos tendidas, en consonancia con la nueva política municipal, sólo así mañana diremos que hemos ganado al futuro.
Me llega la convocatoria de nuestro Congreso anual de la RAECO, al que este año se une el II Hispano-Mexicano de Cronistas, a celebrar en la ciudad asturiana de Avilés, del 26 al 28 de noviembre próximo. Y lo recibo con especial satisfacción, por cuanto, como tantas y tantas cosas, tuvo que ser aplazado el pasado mes de octubre por la desoladora pandemia que nos está atenazando a todos y que tanto dolor ha causado en España y en el mundo.
Por ello la alegría es doble. Por un lado volver a tener la oportunidad de compartir experiencias, noticias y estudios con los colegas que llegarán de todas las comunidades y por otro, no menos importante, el sentimiento, que con esta realidad se acrecienta, de volver a la normalidad que ya esperábamos impacientes.
Congreso de Ciudad Real en 1995Congresistas en Santiago de Compostela en 1987
El Comité de Honor está encabezado por S.M. EL REY D. FELIPE VI, Presidente de Honor y Primer Cronista del Reino y lo integran diversas personalidades como el Presidente del Principado de Asturias, la Alcaldesa del Ayuntamiento de Avilés, el Rector Magnífico de la Universidad de Oviedo y el Presidente Federación Española de Municipios y Provincias, entre otros destacados miembros de la sociedad intelectual asturiana, española y mexicana.
A lo largo de casi tres días los cronistas expondrán diferentes trabajos relacionados con la comunidad que nos acogerá, principalmente, aunque también queda abierta la posibilidad de contar otros estudios locales de interés general.
Reunión con el Alcalde de Madrid en 1995
Como Cronista de Malanquilla, participaré, como he venido haciendo en la mayoría de los que se han convocado desde 1982, representando a mi localidad y presentando un trabajo sobre los molinos de viento que poblaron y aún pueblan la vertiente atlántica peninsular.
De la importancia del trabajo que venimos ofreciendo los cronistas de España puede servir el hecho cierto de la ingente cantidad de datos y noticias que elaboramos tras muchas jornadas de archivos y bibliotecas y que luego se repiten incansablemente en nuestras localidades cada vez que uno se refiere al pasado histórico de las mismas, las más de las veces, sin caer en la cuenta de que esas noticias no se deben a la sabiduría popular sino a un decidido trabajo de investigación.
Reunión con la Ministra de Cultura en 1994
Aragón que cuenta con una extensa nómina de cronistas a lo largo de su historia hoy es una de la comunidades con menor representación. La figura del cronista oficial en cada municipio sigue siendo una reivindicación y una necesidad. De ello hablaremos en otra ocasión. Nos vemos en Avilés compañeros.
EditaAsociación Cultural «Miguel Martínez del Villar»
Fecha publicación 1999
ISBN no consta Páginas 295 Medidas 23,5 x 17 cm Depósito Legal Z-2111-99
Índice
Palabras del Presidente de la Diputación Provincial (…)
Prólogo
I. Su situación geográfica, población y límites
II. Su asentamiento y callejero (…)
VIII. La construcción del ferrocarril y del camino vecinal, 1921-1943.
IX. Arrieros, ventas y bandoleros: los tiempos de los caminos de carro
X. De la Guerra y la Posguerra
XI. Cuando trajeron la luz y el agua (1919-1962)
XII. La construcción del almacén-granero (1954)
XIII. Del hogar y la vivienda.
XIV. El ayuntamiento, las escuelas y La Plaza.
XV. La iglesia parroquial y el camposanto
XVI. La fragua y el horno de pan cocer
XVII. La Balsa y la Fuente de los Tres Caños.
XVIII. Del molino de viento a la fábrica de harinas (1733-1924)
XIX. La Nevera y la ermita de Santa María.
XX. El Cristo, las lluvias y la Cruz de Mayo (…)
XXIII. Cafés, cantinas y colmados
XXIV. Carpinterías
XXV. Tinos o trujales
XXVI. De los pueblos convecinos.
XXVII. Cerrando el baúl de los recuerdos
XXVIII. Despedida.