
No deja de sorprender que cuando nuestros políticos se enzarzan en discusiones bizantinas bajo la excusa de amar a Aragón más que nadie, una mujer de Malanquilla, deje su legado de 1,9 millones de euros a la Asociación Española contra el Cáncer con la única condición de que se beneficie su comunidad autónoma. Eso es amor a la tierra.
Sorprende también su gesto altruista en una sociedad banal e inconsistente llena de excentricidades donde el dinero cambia de mano y se malgasta sin ningún pudor.
Esta donación en cambio va a permitir que Aragón cuente con una unidad pionera -que llevará su nombre- de investigación y diagnóstico avanzado para tratamiento del cáncer.
El amor a la tierra, que ella siempre llevó por bandera, se demuestra con hechos no con peleas de patio de colegio. Nuestros políticos deberían tomar nota y tributar un merecido homenaje de reconocimiento a Clementa Soria, una malanquillana y aragonesa ejemplar. Con su legado todos nos vamos a beneficiar.